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viernes, 3 de marzo de 2023

CON ELECCIONES NO SALE MADURO


Desde hace años esa frase es común y argumenta una realidad que es difícil de refutar. Es notoria la capacidad de fraude electoral que desde tiempos de Chávez ha perpetrado el grupúsculo manejando los destinos, y los haberes, del país. Desde la perversa representación en la asamblea constituyente del 2000, en donde a pesar de que el “Polo Patriótico” obtuvo un 65% de los votos se presentó con más del 90% de los asambleístas, pasando por el referendo revocatorio con su manipulación por bozal de arepa y la lista Tascón, el conteo interrumpido en el 2013, etc., etc., etc., el régimen siempre usa tácticas diversas para manipular resultados electorales. Estas van desde la alteración del registro electoral permanente, como se evidencia en su aumento en más de 50% entre el año 1998 y 2006, -crecimiento sin precedentes ni repetido después- hasta la reubicación de centros de votación fuera de enclaves opositores, el uso de “colectivos” en esos centro demandando ver el “Carnet de Patria”, la inhabilitación de candidatos, y la alteración de resultados en las mesas de votación y en el CNE. Defender el voto no es fácil.

Las denuncias por testigos, organismos e instituciones internacionales internacionales son ignoradas o manipuladas para efectos de propaganda. El caso más notorio de esto último fue el “informe Carter” sobre las elecciones del 2012 y el 2013. En un artículo publicado en el New York Times, Nicolás Maduro declara que dicho informe establece que el proceso electoral en Venezuela es “el mejor del mundo”. Ese es el titular que utilizó el régimen en Venezuela para validar elecciones manipuladas. Esa es el cuento que se comió el pueblo venezolano sin cuestionarlo y que hasta el día de hoy denigra los esfuerzos del Centro Carter. Propaganda usada para desprestigiar ante los venezolanos una institución mundialmente reconocida de observación de procesos electorales.

Para los que leyeron el informe, las conclusiones son contundentemente en contra del proceso electoral 2013. Es cierto, Carter mencionó en un artículo de prensa que las máquinas utilizadas eran buenas máquinas, pero la manera en que fueron utilizadas esas máquinas y se manejó el proceso de votación, reclamación y auditoria fue lo que denunciaron el Centro Carter y el mismo Carter. Lo que el informe final dice es que esas máquinas fueron utilizadas para intimidar votantes por insinuar que detectaban la identidad y voto de los votantes a través del capta huellas, que el software usado no garantizaba que cada votante solo pudiera votar una vez, que el gobierno utilizó tácticas de intimidación durante la campaña y recursos del gobierno para influenciar el voto. Esas no son conclusiones que describen “el mejor proceso electoral del mundo”. El Centro Carter ha mantenido su denuncia sobre las elecciones en Venezuela, recientemente calificando las elecciones regionales del 2021 con las siguientes conclusiones: interferencia política y del gobierno sobre el CNE, limitaciones legales sobre la libertad de expresión y de los medios, suspensión de derechos políticos, inhabilitación arbitraria de candidatos, y financiamiento irregular e indebido de campañas. Testigos de la Unión Europea calificaron esta misma elección como una que no estuvo apegada a la ley, afectando la igualdad de condiciones, el equilibrio y la transparencia del proceso. Defender el voto no es cosa fácil.

Elecciones no definen democracia. Por supuesto, si no hay elecciones no hay democracia, pero que haya elecciones no significa que haya democracia. Casos ampliamente conocidos son el Iraq de Hussein, el Irán de los Ayatolás o la Corea del Norte de los Kim (la "República Democrática Popular de Corea"). Recientemente me encontré con cuatro características que conforman una democracia, de acuerdo con el Dr. Gerardo L. Munck: elecciones competitivas, elecciones participativas, ejercicio de poder representando a las mayorías, y libertades políticas. Estas características combinan proceso con condiciones, arrojando un resultado: democracia.  Mi propia lista de cuatro características, enumeradas en un discurso en el 2018, está más enfocada sobre condiciones que procesos: los gobernados tienen capacidad de decidir, opinar e influenciar sobre la manera en que son gobernados; la capacidad de decisión e influencia del ciudadano se ejerce mediante elecciones, libertad de expresión y asamblea; el estado de derecho es intrínseco a la democracia; y límites al poder y multiplicidad de intereses crean fortaleza democrática. Todo esto significa que para derrotar al régimen no basta con tener elecciones, apenas una parte de lo que es una democracia.

Lamentablemente, para crear las condiciones que restauren la democracia en Venezuela las instituciones encargadas de velar por los intereses democráticos del país, tanto el TSJ, demostrado ampliamente en Barinas, como el CNE, están entramoyadas con el régimen. Hacer elecciones bajo la tutela del CNE, calificado por el Centro Carter como manipulable por presiones políticas del gobierno y un organismo claramente dependiente en su totalidad del régimen, arrojará los mismos resultados que tuvieron en México durante 80 años con un organismo electoral dependiente del régimen: hegemonía partidista única, con sucesión presidencial a dedo. Liberar el proceso de esa tutela e influencia del régimen es difícil, sin embargo (1) hay que intentarlo y (2) hay que buscar una solución alterna basada en testigos de toda índole antes, durante y después del proceso con una mecánica electoral transparente, auditable y no manipulable. Para lograr este objetivo la presión internacional es fundamental. Esta presión es la que puede aproximarse a obligar un proceso y mecanismo electoral distanciado del CNE, traducible en confianza por el electorado, como lo indican numerosas encuestas al respecto.

En 1986, el “Poder del Pueblo” en Filipinas culminó en una gran marcha de más de un millón de ciudadanos, en rebelión contra la ley marcial del dictador, y obligó la salida de Ferdinand Marcos, después de 23 años de dictadura. Marcos se caracterizó por robo y peculado descarado en un país con creciente pobreza, y la tortura y ejecución de opositores encarcelando familias enteras para erradicar su oposición, verdadera e imaginaria.  En Polonia un período de creciente movilización popular durante diez años, a veces clandestina, a veces abierta, culmina en protestas masivas en 1988 que obligan al régimen a convocar elecciones (calificadas de “parcialmente libres” por inhabilitación de partidos y candidatos) en 1989. En estas elecciones el movimiento Solidaridad triunfa de manera contundente. Esta victoria electoral es un hito histórico en la caída del comunismo a nivel mundial.

Kluivert Roa, asesinado durante protestas
 contra el régimen, 24 de febrero, 2015.
La condición  democrática de libertad de asamblea -la protesta- se manifiesta en grandes movimientos como estos en muchos países, resultando en procesos que restauran democracias. Estas protestas y la participación en procesos electorales también reflejan la voz y el voto de los caídos, que no olvidamos, bajo un regimen que busca reprimir las condiciones de democracia. No desestimemos tampoco la importancia de los medios de comunicación en estas voces, incluyendo los clandestinos. Los comunicados mimeografiados a principios de enero de 1958 en Venezuela fueron instrumento clave en la movilización de la rebelión popular que tumbó al dictador Perez Jiménez para instalar una democracia con las cuatro condiciones en el país.

El argumento de la solución de fuerza, el quiebre constitucional con un “gendarme necesario”, es una ilusión. Pensar que este tipo de solución para el dilema democrático en Venezuela sería aceptable tanto a nivel nacional como internacional es afín a la idea que tenía Putin de que Ucrania sería fácil de invadir. Se sabe cuándo empieza, pero no cómo termina. Suponer que este tipo de solución tiene consecuencias negativas, pero que su resultado neto es positivo es un despeñadero que ha llevado muchos al infierno.

Escoger entre un Pinochet y un Castro inaceptables indica la necesidad de una tercera opción, puesto que en la geopolítica actual ninguna de estas dos es admisible. Si, por ejemplo, un equivalente a Pinochet llegase al poder en Venezuela, con su mismo tipo de tácticas y objetivos, de inmediato sería un nuevo paria internacional, objeto de sanciones, ICC, y demás, al igual que lo es Maduro, el equivalente de Castro, en este momento. A los que sueñan con esta solución hay que ponerlos en la misma categoría de los que soñaban que una intervención militar extranjera sería efectiva: ilusos. La tercera opción es mantener e incrementar la lucha por aproximarse a las condiciones de democracia que permitan canalizar el rechazo masivo al régimen mediante procesos democráticos, aceptables para la sociedad de naciones y conducentes a la reconciliación interna. Intentar lo contrario es inestabilidad y violencia permanente.

Sin las condiciones de democracia, los procesos democráticos son ejercicios sin valor e inútiles. Ni las elecciones ni la representatividad política (y su ejercicio del poder) son legítimas. La condición fundamental que ningún régimen puede evitar es el rechazo ciudadano a una autoridad represiva arbitraria cuya finalidad es mantenerse en el poder y enriquecerse. Las armas principales contra dicha represión son la protesta masiva, el rechazo por y a través de cualquier medio de comunicación, y la participación ciudadana. Las elecciones como instrumento y proceso validan las condiciones democráticas. Aunque cada país hace su propia historia, ésta nos señala que las elecciones deben instrumentarse lo más independientemente posible del régimen autoritario en el poder para convocar masivamente a la oposición y asentar una victoria a prueba de fraude. Es cierto, con elecciones no sale Maduro; pero con democracia, sí. 


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lunes, 9 de enero de 2023

ESTRUCTURAS DE CORRUPCIÓN: LA POBREZA DE LAS NACIONES

Entre los temas que surgen con frecuencia en las pugnas políticas de Latinoamérica está el tema de la corrupción. El vocablo ¡corrupto! se lanza como improperio por opositores de todo bando para descalificar a rivales o atacar instituciones. Es un término que por su uso constante y ubicuo se ha devaluado como una vil moneda sin respaldo. Esa devaluación y ubicuidad es precisamente lo que hace difícil combatir a fondo esta lacra económica que corroe las instituciones y la moral de los ciudadanos. La corrupción existe. La corrupción empobrece al país. Recursos son desviados a bolsillos que inmisericorde e indiferentemente permiten el empobrecimiento de la condición y productividad general, creando desigualdad injustificable y miseria creciente. La corrupción no es un delito sin víctimas.

Para entender la corrupción es posible que nos ayude una premisa básica del capitalismo: cada quien tiene interés propio en mejorar su condición de vida. En su esencia esta no es una característica perniciosa y es más bien una sublimación de una condición animal básica: el instinto de supervivencia. Este instinto ha sido canalizado para el bien de la sociedad bajo reglas de convivencia a sabiendas que, y según Hobbes, sin estas reglas sociales y un Leviatán que las imponga, la vida es brusca, brutal y corta. 

Se puede argumentar que con esas reglas (leyes) el interés propio se convierte en un motor de crecimiento dinámico para la sociedad, creando riqueza y satisfacción para todos sus miembros y, por supuesto, desigualdad. Igualmente, se puede argumentar que esa desigualdad material es un estímulo para la creación de mayor riqueza, cuando se combina con la igualdad de oportunidad, impulsando el trabajo, la creatividad y la renovación. Nuevamente el estado tiene un papel en la creación de esta igualdad de oportunidad, empezando por un sistema de seguridad y justicia que protege al individuo, a los contratos y a la propiedad privada, fortaleciendo sistemas para distribuir la mejora individual (educación y salud), y estimulando el desarrollo de infraestructura.

El propio Adam Smith reconoce en su tratado sobre la riqueza de las naciones que debe haber un coto a la capacidad de un individuo para acaparar el mercado, es decir, que el interés propio como creador de riqueza puede llegar a distorsionar el mercado si se le permite a un individuo o un pequeño grupo de individuos distorsionar las fuerzas del mercado. Esto es válido tanto para los monopolios oligarcas como para los monopolios del estado. Toda fuerza monopólica que distorsiona al mercado va en detrimento de la mejora y la creación de la riqueza de la nación.

Cuando el gobierno se convierte en un instrumento de las élites monopólicas (sean de oligarcas o del mismo estado) para la dominación de los ciudadanos, el estado de derecho que mantiene a raya aquel pre-estado Hobbesiano se debilita y el mejor negocio, la manera de prosperar, es ser amigo del gobierno. Es la condición en la cual las leyes se aplican a los enemigos y se ignoran para los amigos. Un estado estructurado de esta manera no tiene interés en crear igualdad de oportunidad puesto que esta es la base para el cambio de las élites, la búsqueda de la felicidad Jeffersoniana, y la creación destructiva de Schumpeter; es decir, la renovación de la sociedad y de la economía. Por supuesto que élites enquistadas en el poder no tienen ningún interés en ser renovadas, desplegando todo su poder en ejercicio del básico instinto de supervivencia. 

Siendo así las cosas, una sociedad rentista-mercantilista combinada con unas élites enquistadas sin interés de renovación, es casi inevitable el crecimiento del estado en un pulpo burocrático gigante. Si es un gran negocio ser amigo del estado, mejor negocio todavía es ser el estado. En un círculo vicioso de amiguismos y componendas, se construye una inevitable, creciente y simbiótica estructura de corrupción.

Si el modelo de estado y sociedad se basa sobre la transferencia de riqueza rentista en vez de la creación de riqueza, la corrupción es inevitable, y todo el mundo espera y supone que ocurra. Esto trae como consecuencia tres cuasi-paradojas políticas observables con frecuencia en muchos países latinoamericanos:

·        La inevitabilidad de la corrupción, y la expectativa de que cualquier persona en funciones del gobierno es corrupta, genera una especie de dilema de prisionero para los funcionarios públicos. Siempre serán corruptos en la opinión pública aun sin pruebas ni demostración, por lo cual, algunos caen en la racionalización de “si no lo hago yo, lo hace el otro, el siguiente o el de más allá.” Cualquier funcionario no sabe a ciencia cierta si su colega es corrupto o no, pero los dos serán igual e invariablemente presuntos corruptos.  La paradoja es que aun si no lo son el sistema los incentiva a serlo, y siempre serán acusados de serlo.

·        No importa si los funcionarios son corruptos con tal de que repartan riqueza, o al menos la promesa de riqueza y bienestar. De allí vienen sentimientos como los reflejados en frases como “roba, pero hace obra”, justificativo común para muchos dictadores de derecha, o “con hambre y desempleo, con Chávez me resteo” o similares para populistas como Chávez que en campaña electoral decía regalar viviendas a la gente, cuando en realidad era un papel con una promesa (mayormente incumplida) de que les seria concedida una vivienda en un futuro. Se estima que la fortuna personal de Hugo Chávez cuando murió superaba los US$500 millones, aunque hay quienes las estiman muy superior. Se acepta “el buen patrón” que cuida a sus esclavos, haciendo ganancias corruptas a expensas del erario público cuando reparte gratuitamente condiciones mínimas de subsistencia como, por ejemplo, “bolsas CLAP”. La paradoja es que la corrupción no es mala si se reparten sus frutos (o si se promete su repartición).

·        Todo político opositor siempre acusa a todo político en el gobierno de corrupto, aun cuando exista rotación de liderazgo y partido. No hacen falta pruebas basta la denuncia por lo cual, cuando se obtienen pruebas, éstas son ignoradas o denunciadas como falsas y/o interesadas. La paradoja es que la corrupción pierde valor como denuncia política.

En una sociedad con estructuras de corrupción establecidas en su sistema de gobierno, el valor moral de la misma sociedad también se corrompe. En el caso de Venezuela, es paradigmático el uso de tasas de cambio preferenciales utilizadas por funcionarios de gobierno para comprar bonos de la deuda a dólar preferencial y cobrar intereses (y revender los bonos) a dólar libre. Pero al mismo tiempo las tasas para estudiantes, para turistas, y para el ciudadano de a pie permitieron el gran desfalco de las reservas del país, convirtiendo a la clase media en cómplice del arbitraje cambiario que lo hizo posible. Hasta el día de hoy la degradación moral que representó esa estructura corrupta creada por el gobierno chavista afecta el sentido del bien y el mal en el país, justificándose con la excusa de la “viveza criolla” y que “si no lo hubiese hecho yo, lo hubiese hecho mi cuñado”. 

Hay gente corrupta. Hay funcionarios que abusan de sus cargos extorsionando -no existe mejor palabra que describa su conducta- a entidades del sector privado, o incluso otras entidades públicas para provecho de su bolsillo. Estas personas aprovechan las estructuras de corrupción creadas y la debilidad del estado de derecho para cobrar desde una pequeña “multa” en efectivo o hasta hacerse multimillonarios. Combatir la corrupción no es únicamente poner preso a estos corruptos, hay que desmantelar también las estructuras que crean la oportunidad para estas personas a conducirse de manera corrupta de manera impune y hasta celebrada por la sociedad, la cual a veces se ha calificado como “sociedad de cómplices”, donde cada uno espera que le llegue su turno para repartirse el botín que promete el estado empresarial. Un estado empresarial donde no hay verdaderos accionistas o dolientes de los resultados de la empresa, solo un sistema conducente a la depredación de sus activos.

Ante esta situación de corrupción estructural, la manera de combatirla de manera efectiva es cambiar las estructuras.  Los incentivos en las llamadas “empresas del estado”, a falta de algún gerente excepcional (y, a la larga, sustituible), no son conducentes a eficiencias ni creación de riqueza y bienestar – todo lo contrario. Al desviarse el estado de sus razones fundamentales, resguardo de seguridad y fronteras, justicia equitativa y creación de condiciones para la oportunidad de los ciudadanos, se distorsiona, por no decir tulle, la capacidad creativa de la sociedad. El potencial de los recursos del país, sean naturales o humanos se limita a una extracción y repartición de rentas, con un inevitable crecimiento en el estancamiento y la desigualdad social. La limitación en el crecimiento de la riqueza y su acaparamiento por los mecanismos de corrupción crea gran descontento social, únicamente contenido mediante represión en aumento.

Cambiar las estructuras gubernamentales conducentes a la corrupción implica reducir el tamaño del estado. Implica privatizar funciones que no son inherentes a la función estado como, por ejemplo en Venezuela, las empresas del estado que se ocupan desde la distribución de alimentos hasta la hotelería, pasando por agricultura y comercio e incluyendo cerca de 150 empresas manufactureras. Incluso implica fortalecer las ONG y las organizaciones intermediarias para cubrir funciones sociales y humanitarias suministradas de manera más efectiva por estas. Pero la transformación del estado pulpo a un estado leopardo no es sencilla y tiene sus propias trampas de corrupción. El caso más visible de esto es la transformación de las empresas de la Unión Soviética en una serie de oligopolios otorgados a socios del antiguo régimen bajo un disfraz de privatización acelerada. 

La protección de los activos de la nación y la transferencia de recursos a nuevas empresas privadas de manera transparente es un gran reto jurídico, comercial y político, pero mantener las estructuras existentes que incentivan la corrupción solamente hará crecer la miseria, la desigualdad, las obras abandonadas y unos pocos bolsillos a la cabeza del régimen y los de sus amigos. Esa no es la via hacia la riqueza de una nación. 

CJR

Para otras reflexiones de Carlos J. Rangel sobre la corrupción véase la reseña del libro “LAS MUÑECAS DE LA CORONA”, por la periodista Ibéyise Pacheco.




lunes, 2 de enero de 2023

ENERO: MES DE LA DEMOCRACIA

El 23 de enero de1958 marca el inicio de la segunda era democrática en Venezuela, era cuyo ocaso comienza en 1992, pero vira decididamente hacia el autoritarismo militar tras los eventos de abril del 2002. El 23 de enero del 2019 se estableció el experimento constitucional del interinato, con el propósito de destacar la usurpación ilegítima del poder del estado e intentar instrumentar una vía hacia la restauración democrática. También a principios de enero, pero esta vez el 15, en 2018, el régimen autocrático ejecutó vilmente a unos jóvenes expolicías y exmilitares que habían depuesto sus armas para entregarse a la mal llamada justicia del régimen. En aquel momento, aquel día, mi reacción escrita el 23 de enero, fue la siguiente:

“A pesar de entenderlo, estoy en desacuerdo con el lema “ellos no se rindieron…”, por confundir la verdad de los hechos. Ellos sí se rindieron ante las fuerzas del “orden” que venían por ellos. Por supuesto no se rindieron en sus ideales y sueños de libertad, pero sí ante los que los asediaban para apresarlos. Ellos se rindieron, pero los sicarios que venían por ellos tenían órdenes de no aceptar dicha rendición. Ellos se rindieron físicamente, a sabiendas que lo que les esperaba era tortura y sevicia por no rendirse moralmente. Pero sus asesinos no aceptaron esa rendición.

Estos jóvenes son héroes y enturbiar su heroísmo con confusiones no los enaltece. Ellos murieron con honor, creyendo en Venezuela y su lucha por la libertad tanto que hacían un llamado a todos a unirse con ellos y, al final, un llamado por las redes sociales para que la inmolación que veían por venir no fuese en vano.

Ellos fueron traicionados por un régimen terrorista que no tiene ningún interés en el estado de derecho ni las apariencias del mismo. Ellos lucharon por una Venezuela mejor, por un diálogo mejor, por una conciencia mejor de lo que representa ser ciudadano.”


Pero Oscar Pérez no fue ni el primero ni el último de una larga lista de víctimas en el seno de las fuerzas militares y policiales que han tomado conciencia acerca de lo que representa el régimen “cívico-militar”. Ese parapeto que Chávez soñaba imponer sobre la república desde que lo concibiera en 1992 con su panfleto “¿Y cómo salir de este laberinto?”.

Actualmente hay entre 150 a 200 o hasta más miembros activos y “retirados” de las fuerzas armadas y policiales presos en mazmorras del régimen por oponerse y objetar la corrupción y las violaciones a los derechos de los venezolanos. Hay cientos, si no miles de efectivos desde raso al alto mando y retirados viviendo en el exilio como opositores a las acciones de sus antiguos compañeros, comandantes y altos funcionarios del régimen que van en contra de los mejores intereses de la nación. Son patriotas en contra de la corrupción, el narcotráfico y la guerrilla, y a favor de los derechos humanos y constitucionales de sus conciudadanos.  En las cárceles languidecen y mueren estos patriotas opuestos a la arbitrariedad y violencia contra nuestro país perpetrada por el régimen encabezado por un usurpador que tiene precio a su cabeza en el mundo de la justicia internacional.

Estos representantes de las fuerzas del orden público y defensa nacional opuestos al régimen incluyen desde el fallecido General Raul Isaías Baduel, pasando por el comisario Iván Simonovis forzado al exilio, hasta un soldado raso cuyo nombre se identifica solamente como Rafael y que, junto con su destacamento, negó acatar la orden de disparar contra manifestantes civiles en 2017. A Rafael no le quedó otra opción sino desertar y finalmente huir, atravesando las selvas del Darién hasta llegar a los Estados Unidos, buscando libertad y medios para sostener a su mamá, esposa e hija, que viven por ahora humildemente en una casita en los Andes. Rafael cree en la libertad y en los ideales de justicia y convivencia en Venezuela, pero sabe que bajo este régimen usurpador no existen ni existirán.

Y esa es una gran traición. Esa es LA gran traición de Hugo Chávez. Porque Hugo Chávez llegó al poder prometiendo justicia y paz social; prometiendo acabar con la corrupción; prometiendo un futuro mejor, un mar de felicidad, para Venezuela. La lista de altos jefes militares y oficiales que lo apoyaron primero y que luego se dieron cuenta de su traición es larga, y sus nombres están entre las listas de presos, sometidos, exilados y muertos que sigue acumulando el régimen como trofeos de caza. La lista de soldados rasos, de ciudadanos que se incorporaron a las fuerzas armadas y del orden público porque quieren proteger a la soberanía del país, a sus compatriotas y a la constitución, pero que se dieron cuenta de que el régimen hace todo lo contrario, también es larga, y sus nombres se incluyen ahora entre los desertores, los presos y las listas negras de los autócratas criminales en el poder y sus cómplices en las filas.

Hugo Chávez manchó el honor de las fuerzas armadas de Venezuela. Hugo Chávez engañó a sus compañeros y traicionó sus promesas de reivindicación social, aprovechando la naturaleza desordenada y caótica de toda democracia, para prometer un orden y control que supuestamente sería mejor para el futuro de Venezuela. Señores, estamos viviendo ese futuro que nos trajo el chavismo. Su mar de felicidad resultó ser un océano de miserias. El futuro prometido lo busca una quinta parte de los venezolanos en otras tierras. La dependencia de Venezuela a un régimen imperialista extranjero es tal, que es prioridad enviarles a ellos la gasolina que se necesita en el país. 

Existen y existieron venezolanos seducidos por la promesa del orden y justicia social chavista, incluso dentro de las filas militares del país; venezolanos de bien que verdaderamente quieren lo mejor para su país y están comprometidos con Venezuela. Para esos venezolanos el mensaje desde la oposición está claro. El modelo chavista no está simplemente desviado; no es un modelo que necesita mejores chavistas; no es un modelo traicionado por los criminales en el poder. La verdad es otra: el modelo chavista es un modelo que está fundamentalmente errado; es una estructura que, no importa quien esté al tope de la pirámide, siempre caerá en la corrupción masiva, las alianzas criminales y la represión; es un modelo equivocado para Venezuela o cualquier país que aspira crear oportunidad y riqueza para sus ciudadanos bajo una condición de libertad.

La alternativa a la situación que existe en Venezuela no es un “chavista bueno”; la alternativa no es hacer lo mismo repetidamente esperando un resultado distinto. La alternativa es una democracia que permita e incentive la oportunidad, la generación de ideas y la renovación de liderazgos. Es cierto, la democracia es desordenada, es complicada, no todo el mundo se pone de acuerdo en todo y a veces hasta se da un tiro en el pie. La democracia es un caos creativo constante. Pero señores, y esta no es la primera vez que se dice, la democracia es el peor de los sistemas de gobierno, salvo todos los demás.

Carlos J. Rangel
twitter: @CarlosJRangel1
threads: cjrangel712

Libros de Carlos J. Rangel:



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sábado, 24 de diciembre de 2022

EL BALÓN DE LA DISCORDIA

 


El 18 de diciembre presenciamos un gran espectáculo: la final del mundial de fútbol. Confieso que desde el comienzo del torneo pensaba que Francia iba a llegar a la final y posiblemente Argentina o Brasil sería su contrincante. Argentina ganó en un juego extraordinario, y merecidamente. El equipo argentino ganó combinando en una nueva manera y moderna el jogo bonito con el que asombraba al mundo la selección brasileña en décadas pasadas. El equipo francés defendía gallardamente su territorio y logró algunos contragolpes. Su jugador estrella, un jugador fenomenal, metió los tres goles que le dieron el empate a Francia para llevar el juego a penales y un cuarto gol durante esa ronda. Mbappé ganó el balón de oro por ser el jugador que más goles metió durante la Copa, pero el equipo ganador no fue el suyo, Francia. El equipo que a duras penas ganó fue el que se apoyó y combinó con todos sus jugadores en todo el campo, y fue así que se llevó el Trofeo a los estantes de su casa en Argentina.

No quiero minimizar los esfuerzos fenomenales de Francia y su destreza en el campo, pero cualquiera viendo el juego, podía ver claramente que Argentina dominaba el terreno con su juego en equipo. Esa es una estrategia ganadora, pero insuficiente. El oponente no se doblega porque sí, y hay que mantener a toda costa la presión táctica. Recuerdo que en mi infancia, en mi colegio, en el equipo de futbol de la clase, habían (¿habíamos?) quienes querían ser la estrella del equipo, el que patea el gol de la victoria. Pasar el balón era desviar la atención y darle oportunidad a otro, cosa impensable. Esa era la estrategia de un equipo perdedor.

El 22 de diciembre vimos un desalentador espectáculo: miembros de la oposición en Venezuela haciendo un juego anti-estratégico para la campaña presidencial en ciernes. Ya está acordada una estrategia ganadora clara y a la vista para restaurar la democracia en Venezuela. Una estrategia incluso aprobada por la mayoría (incluyendo esos tres partidos) si no todos los opositores a la coalición político-militar que detenta el poder autocrático en Venezuela: el compromiso de apoyar un candidato único seleccionado mediante un proceso de primarias, y de lograr una participación electoral masiva.

Pero ese 22 de diciembre saltaron miembros de la oposición planteando desautorizar el interinato.  Proponen utilizar una autonombrada comisión delegada (Administrativa) de la Asamblea-2015 para ejercer un poder ejecutivo encargado. Muchas mentes legales, especialistas de derecho constitucional e incluso miembros eméritos de las dirigencias de los partidos planteando esa desautorización, han expuesto sus razones para declarar esta iniciativa un exabrupto jurídico, un acto anticonstitucional, una torpeza política y una acción arbitraria. Incluso agencias internacionales indican su aprehensión legal al respecto por la percepción de inconstitucionalidad de la propuesta. A todas luces parece un contrasentido.  Salvo que sea para tomar posesión del balón y querer meter el gol por su cuenta.

Es innegable que el gobierno de transición ha tenido dificultades administrativas y que incluso parece haber quienes aprovecharon la coyuntura para provecho propio acobijados por poca transparencia, como han hecho muchos de todos los colores por existir una gran corrupción estructural del estado que debe ser subsanada. Pero la responsabilidad directa no recae solamente sobre el presidente encargado, quien a duras penas puede establecer y controlar órganos administrativos sin la autorización de la Asamblea, por estar así establecido en el reglamente de transición (Art. 14 y 15). La defensa de los activos venezolanos en el exterior ha sido debilitada por la inacción de la Asamblea-2015. Ahora, en un afán de pretensión de debilitar o eliminar un posible contrincante de otro partido en las primarias, un cogollito grupúsculo de tres partidos con ambiciones cómplices pretende eliminar la mayor herramienta de presión que tiene la oposición para presionar al régimen a convocar elecciones. Quieren eliminar el mejor instrumento que tiene en este momento el país para canalizar la transición política y salir del régimen. Quieren ser la estrella del campeonato, pero un equipo dividido no se llevará el trofeo.

La Asamblea-2015, las elecciones para la gobernación de Barinas, incluso las elecciones robadas para la gobernación del Estado Bolívar y las presidenciales del 2013 demuestran que la manera más efectiva de combatir el fraude es mediante la participación ciudadana activa y masiva en las elecciones: hay que ganar con margen a prueba de fraude. El juego político en manos de esas cuatro personas que quieren ser candidato, pero que al parecer no les interesa restaurar la democracia, es el tipo de juego que suprime votos y reduce interés; el tipo de maniobra política por la cual 7 millones de venezolanos han tirado la toalla y salido del país: ven una condición irremediable.  Todas las redes sociales que llevan el pulso del ánimo de los venezolanos tanto en el país como en exterior están abrumadoramente de acuerdo en que se mantenga el interinato como organismo institucional que conduzca a la transición – a pesar de reconocer que han habido deficiencias administrativas. Expertos legales y políticos ratifican ese sentir de la ciudadanía. Pero el experto que más se ha entusiasmado con poner fin al interinato es uno que está claro en lo que significa para la continuidad o no del régimen: Jorge Rodríguez.

Todavía hay tiempo de que este nuevo golpe contra la constitución y la república, porque así se deriva de la opinión de los expertos en la materia, no ocurra. Si hay capacidad de reflexión durante las fechas navideñas, esperemos que aunque sea uno de los artífices de este golpe recapacite y busque reagrupar  la estrategia ganadora que restaure la democracia en Venezuela; convertir ese jogo sucio en un jogo bonito. Esa, a fin de cuentas, es la meta, el objetivo, y el verdadero gol de la victoria en este proceso. Las contiendas democráticas vendrán después.


lunes, 4 de octubre de 2021

New English language translation of "FROM NOBLE SAVAGE TO NOBLE REVOLUTIONARY" by Carlos Rangel


 

After multiple editions in multiple languages over what will soon be almost fifty years, a an updated edition in English of this seminal work on liberalism was due. A renewed interest in modern liberal thought has seen new editions of this book come out in Portuguese, Spanish and Italian over the last three years. It is time now for a new edition in English.

Multiple people have asked me to undertake this task and I now begin to fulfill that promise. While a couple of publishers have approached me about the printing, no decision has been arrived at so, in serialized form and as I work on the translation, I will share in this blog portions of my progress, section by section, and chapter by chapter. May it be a teaser for you to eventually get that hard copy

In part this new edition is motivated because this book is too fundamental to let it fall by the wayside, in part because the "case study" of Latin America as Jean-Francois Revel pointed out back in 1976, goes beyond the region. What Revel could not have anticipated at that time is that liberal democracy would be under such onslaught 50 years later that its very existence in our world is in peril.

I have a (nearly) final draft of three forewords and the introduction for you to read at this time. Be prepared to dive into a different way of viewing the world as we know it when you click the link below.

FROM NOBLE SAVAGE TO NOBLE REVOLUTIONARY

CJR




lunes, 18 de noviembre de 2019

RENOVACIONES

Tiempo, el implacable triturador de ilusiones, nunca se detiene. Ocupaciones diversas y una tragedia local por un tiroteo en una escuela que tocó demasiado cerca demandaron mi atención. Es por eso que hace rato no dedico energía a este espacio enfocado principalmente a cuestiones de democracia y libertad. Lamento que, por falta del susodicho tiempo, no he profundizado recientemente en la cuestión latinoamericana sobre los eventos recientes en Bolivia, Argentina y Chile.  Lo más importante que debemos entender acerca de lo ocurrido en estos países es que la democracia es difícil -- y frágil. Para Venezuela, Bolivia es un ejemplo y Argentina una lección. Bolivia un ejemplo acerca de la defensa de la democracia y Argentina una lección acerca de la permanencia del apoyo latente a caudillos y populismo en el electorado -- y que un país no puede enrumbar nuevas políticas en cuatro años tras veinte o más de andar por un camino equivocado.

Para el mundo, Chile es una gran lección acerca de la fragilidad de la democracia ante el poder económico de las elites oligopólicas. La importancia de la desigualdad estructural de la oportunidad económica no debe minimizarse como peligro a la democracia. Esta desigualdad creada por limitaciones y barreras a la escalera social ascendente es puerta hacia los totalitarismos limitantes de la libertad, tanto de izquierda como de derecha -- y en mis libros y ensayos expongo lo que pienso acerca de esos términos maniqueos. Prefiero, en vez de izquierdas y derechas, hablar de la pugna y ponderación permanente entre el derecho a la oportunidad y el derecho a la propiedad, ambos derechos humanos consagrados en la Declaración Universal de DDHH y supeditados al derecho a la libertad, definida como la condición bajo la cual el ser humano puede desarrollar plenamente su potencial como tal (ver, por ejemplo, "los liberalismos reales" en el libro La Venezuela imposible).

Gran parte del sacudón latinoamericano tiene su origen en Venezuela, por la gran crisis humanitaria sin precedentes en el continente que ha impulsado a millones de venezolanos (y extranjeros con vida hecha en el país) a emigrar, creando inestabilidad social y económica en sus vecinos. Ecuador, por ejemplo, ha visto atravesar por sus calles a un millón de venezolanos en un período menor de dos años, de los cuales aproximadamente el diez por ciento se ha quedado en el país. La población de Ecuador es poco más de 17 millones de habitantes. Un millón de personas en tránsito incierto por su territorio tiene consecuencias de todo tipo. La población errante venezolana sin patria clara ha generado turbulencias de toda índole en los países receptores y las consecuencias, tanto positivas como negativas, apenas se están vislumbrando (para mayor discusión sobre este tema véase el ensayo Diáspora vs. Exilio vs. Emigración).


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Escribiré más acerca de esos y otros temas en el futuro, pero por ahora regreso anunciando ciertas modificaciones a este Blog. Aparte de un nuevo diseño general, al lado derecho se han ubicado navegadores nuevos. Los navegadores por fecha de entrada no son tan prácticos, por lo cual se han colocado dos que quiero destacar para facilitar consultas sobre temas o tópicos.

El primer navegador a destacar es el de acceso a páginas nuevas dedicadas a Carlos Rangel, periodista y analista político, mi padre. No todas las páginas se encuentran en este modulo navegador, pero esas son las principales. Dentro de cada página de la sección dedicada a Carlos Rangel accesible mediante este modulo navegador podrán encontrar nuevos enlaces a otras páginas relacionadas con el tema.

Esperamos tener noticias adicionales acerca de nuevas ediciones o material cuasi-perdido de Carlos Rangel muy pronto. Por ahora estamos agradecidos de haber tenido la oportunidad de reeditar Del buen salvaje al buen revolucionario para Brasil y el mundo lusitano, con la nueva introducción por Carlos J. Rangel.

El otro navegador a destacar es el que enlaza a ensayos y comentarios de mi parte sobre diversidad de temas, clasificados por dichos temas. Los enlaces asequibles por la página principal de este navegador incluyen comentarios en este mismo blog y otros medios de redes sociales. Igualmente se ponen a disposición la transcripción de cartas y mensajes a personalidades, tales como Carlos Alberto Montaner, Ovidio Pérez Morales, Beatrice Rangel y Napoleón Bravo entre otros, con las cuales se han comentado temas de interés público, y un post del Blog de Montaner con motivo de la edición de mi libro, La Venezuela imposible.

Para terminar este comentario quiero reiterar mi agradecimiento infinito por su lectura e interés en este blog conteniendo mis ensayos y comentarios y, por supuesto, la sección dedicada a mi padre.

Carlos J. Rangel

miércoles, 21 de febrero de 2018

GUNS AND US – A CALL FOR ACTION

Life changes in an instant. One moment can be totally disrupted by the next moment, shatter lives forever. We have lived the unthinkable, unfortunately not the unimaginable, here in our community of Parkland. We have suffered a great and deep wound that will take a long time to heal and leave an ugly scar forever. Children and their teachers were ripped away from our lives and we are left as a community to grieve.

My wife and I own a Mom & Pop store. It used to be that these were common in our communities, but modern life has made changes in the way people and commerce interact. We struggle and survive, facing all the buffeting winds of modern retail; but it is a store dedicated to an activity that many girls and boys do, dance. We thus are close to the young ones in our community and are personally devastated that four of the children that have been coming to our place since they were toddlers are among the fatal victims in the school shooting at Marjory Stoneman Douglas High School. We are horrified by the stories of our survivors, and of their parents, that tell us about the moments of terror they lived through; by their forcibly rooted shock and trauma. We are part of the grieving community, but the unconceivable pain all the parents of the most affected victims must be going through now is heart breaking. We know and are close to many of these people and are suffering for them and the others which we did not know personally. We can only offer support and hope.

I have been there before, in the aftermath of gun violence, and left wondering why. Why do these things happen, how could such a thing happen? I have come to an answer that helps somewhat: irrational acts cannot be explained rationally. My experience tells me that the pain does not go away, it just remains dormant, a bit dulled, a bit numb, so I cannot tell these friends and neighbors that their pain will pass. I can only comfort them by reminding them that these beautiful children had great lives, that they were loved, and that they gave love back to their families and friends. That they had moments of happiness, that they shared that happiness and that they gave happiness back. That is what must be remembered. That is the best hope for comfort. That is what has comforted me over the years.

Just because the specific act itself is irrational, however, it does not mean that we are powerless. The excuse of mental illness behind such violence upon others probably dates to the disturbed man, whose name I will not mention, that stalked Jodi Foster and shot Ronald Reagan. This pretense of blaming mental illness on gun violence is convenient for the gun industry, as it leaves them blameless. Jim Brady, wounded during the attack on Reagan and now dead because of it, knew better and one of the first anti-gun violence organizations bears his name, not just honoring him but because he and his wife founded it. Action, action is needed.  

ACTION 1

There are millions of mentally disturbed people living in our country right now. To blame their disability for the act of one deranged person is to slander all these fellow Americans living under a poorly defined and understood spectrum of diseases. To have politicians excuse the violent acts of a few people affecting the lives of so many on mental illness and at the same time limit access to health care and throw the insurance industry into disarray is the epitome of hypocrisy. To have so many Americans unable to work thrown off Medicaid and thus denied treatment for their disability is shameless. The problem is not these few “sick” individuals as the hypocritical political hacks call them. The problem is the guns. The other favorite excuse of these politicians is terrorism. If that were the case, would it not be a good idea to ban sales of weapons of mass murder to terrorists? To limit access to these weapons of potential mass murder? They cannot even agree to do that; but there is an answer to this why question, and it has nothing to do with irrationality. It has to do with profits.

There are many people who actually believe that the National Rifle Association is an organization of people trying to protect constitutional rights. The NRA labels itself “the oldest civil rights organization in America.” The NRA leadership has led people to believe that they are something akin to a citizen activist group, simply made up by people that have a fixation on the Second amendment of the constitution. Like the ACLU, for example they say, has a fixation on the First and Fourteenth amendment. This is not the case.

At some time in the past the NRA was a sporting association dedicated to teaching gun safety and marksmanship. Now it is a representative, a marketing arm, for the manufacturers of guns, bullets and accessories. It is natural for manufacturers to want to sell more of their products, to expand their markets and that is the purpose of the NRA nowadays, not the protection of civil liberties. Their purpose is to create expanded markets for more of their products.

The original purpose of the NRA, teaching gun safety and marksmanship, is understandable and commendable in a society in which gun ownership legally exists. The use of this purpose for pushing product is a distortion. The NRA, for example funded the rifle team at Marjory Stoneman Douglas, where the shooter trained while a student at the school, and of which he proudly wore the shirt during his rampage. Something is wrong here.

The year 2016, while the killer was at MSD, the NRA donated over $10,000 to the team. In Broward County, FL, where MSD is located, three other similar teams received donations. Let us do some preliminary math. There are 3,142 counties or county equivalents in the US. Let us suppose the NRA’s analysts believe that 20% of those are “good markets”, around 625. Let us suppose an average of 1.5 high school or similar teams dedicated to shooting, hunting and marksmanship in these counties; that brings up the total to about 938 teams. At, say, $8,000 a pop, that is $7,500,000. Considering that the annual dues for a regular membership in the NRA is $35 a year and the organization’s claim to have about 5 million members, that’s about $1.50 per member. The numbers used to arrive at this figure are conservative, but let us imagine it is $10 million spent, out of a fee base (if all pay their dues) of $175 million.

There are two ways to look at this, neither of which is favorable: 1) The NRA is not spending enough on its basic mission to teach gun safety and marksmanship. 2) If the numbers are lowballed, the NRA is ineffective in its basic mission of teaching gun safety and marksmanship.

The NRA has disclosed their numbers, of course. Upon review, it looks more like the second interpretation would be correct. In 2016, in Florida alone it gave “foundation grants” to the tune of a little more than half a million dollars to a variety of organizations and associations, including governmental as well as schools and universities. The total national spending disclosed for “program services” was $288 million. The total spent in political activities and contributions was close to $61 million (including $30MM to the Trump campaign). The revenue from dues ($164 MM), program fees ($70 MM) and investments ($30 MM) was $264 MM. Where does the rest of the money come from? The answer is contributions. Individual and corporate contributions topped $171 MM, more than the revenues from membership fees. That is the (figurative) smoking gun.

A low number of high amount donors has a greater power over the organization than the large number of low fee paying members. And these high amount donors are closely associated to—if not outright—gun, ammunition and accessory manufacturers. This is what has distorted the original mission of the NRA. Now it is an association more akin to an automobile manufacturers association that to any civil rights organization, but brazenly peddling its product in the guise of defending the constitution. The speech, actions and behaviors of the NRA are misleading, and it has to be called for what it is, so that its members are not exploited as a simple marketing data base.

The NRA is a manufacturers’ association. As such its purpose is to increase the sales and profits of its associated members. Its executive VP earned $5,051,249 in 2015 as his rewards for successfully steering it in the direction of its donors’ interest. The NRA has to desist calling itself a civil rights organization, or be forced to do so by legal means. It is as if the American Petroleum Institute marketed itself as an environmental organization. There is no shame in trying to advance the benefit of members of a manufacturing organization. The counter balance to these efforts is government and civil society. This balancing act is part and parcel of democracy, but the actors are accountable for their representations or misrepresentations.

The purpose of the NRA is to sell more of its donors’ hardware. It has failed in one of its charter purposes and mission: gun safety. It has liability for the deaths in Parkland and should be held accountable. Its contribution to the rifle club to support the use and spread of firearms, instead of to identify and weed out potentially unfit gun owners makes it liable. Many kids in the school were not surprised when the identity of the shooter was revealed. That means that members of the rifle team could have alerted the major organization that represents gun sellers (and a sponsor of the team) to make sure this potential killer had no access to guns, much less assault weapons; that would be the case if the purpose of the NRA were gun safety.

The NRA, despite its charter mission of gun safety and education, has no obvious and clear mechanism to do this. It is more interested in selling bullets and the tools to use these with devastating impact. It is more interested in promoting gun use than in limiting their access only to responsible citizens; regardless of the intended use for that gun. The NRA’s answer to these tragedies is to brashly peddle more guns, the “good guy with a gun” narrative. At MSD it was said there were two patrol cars with officers at the time of the shooting. 

[after originally writing this entry, it was reported that a School Resources Officer, armed and in uniform, was at the school and did not enter the building when he heard shots fired. I do not have enough information to assess if the actions taken by this officer were the right ones. In the reported four minutes he took shelter out of the six of the attack, his actions or lack of them do not indicate at first anything but training, as he may have been calling for backup, trying to determine how many shooters were there, been given instructions, etc. Rushing into a hail of bullets in an unknown situation is not necessarily the right thing to do, and it is easy to second guess. I will not pass judgement on this man, he did it himself: he retired from the Sheriff's office].

The unfolding of tragedy has its own uncontrollable dynamics and adding gasoline to a fire will surely not quell it. To push for more guns in the hands of teachers or more armed guards in our schools (“call in the veterans!”) when the teachers have to buy classroom supplies out of their own pockets from their own low pay, when schools are generally underfunded… to ask that the scant school funds be used to increase the profits of gun manufacturers can only be characterized with one word: disgusting.

If further proof were needed that the NRA is a manufacturers’ association, we only need to see the way the rank and file, dues paying member generally feels about gun control. Consistently, basic measures such as background checks for private and gun show sales, or preventing the mentally ill from buying guns are supported by a majority of the association’s members, even its most “conservative.” Consistently the leadership of the NRA has opposed these limitations to gun sales. The leadership, thus, is not looking out for its due paying members concerns, but for its major donors’ interest. This is no longer a sports enthusiast’s association. This is an association whose main interest is to protect and expand the market of its manufacturing financial supporters by any means, including the deceptive practice of calling itself a civil rights organization.

ACTION 2

Laws. There is no question absolutely that laws and regulations make a difference. Will they stop all of these tragedies? Of course not. But look at all countries where use and possession is better regulated than in this country. Look at Connecticut, where after Sandy Hook a thorough examination of laws, regulations and practices was put in place and gun deaths decreased. Common sense on this issue is that better control will lead to fewer tragedies or diminish the impact of them. Common sense also tells us that a balanced regulatory framework will not stop all instances. That does not mean that we should give up and let mayhem run rampant. An occasional incident in a place such as Japan or Australia does not change the narrative that better laws protect more people. In the US incidents with guns occur in schools on an average of one every 10 days.

Norway was shocked on July 22, 2011, when a self-proclaimed protector of western values bombed, shot and killed in a rampage that eventually left 77 people dead. In an essay in the New Yorker in 2015 by Karl Ove Knausgaard on this awful event, there is a phrase that has stuck with me: “…the two entities, the unimaginable crime and the man who committed it, (are) irreconcilable.” This is an insight that lawmakers seem to lack. It defines the tragic event as an intersection of a deranged individual and the means to commit a deranged act. Thus, to have effective action an effective two pronged approach comes down to regulating who can get weapons, and how to limit the capacity of anyone to commit the unimaginable crime. 

It is undeniable that a mentally unstable person or psychopathic social misfit should not have access to unlimited firepower; or any firepower, for that matter. Better cross record keeping of potential terrorists, blanketing even people with similar names in “no fly lists,” originated in the US after 9/11. A “better safe than sorry” mentality prevailed (and prevails) in the war on terrorism. How come this type of mentality does not seem to be considered as part of a solution to the war against our innocents?  There are civil liberties, privacy and protections to consider, of course, but that is what lawyers are there for, why they make the big bucks. Many people stopped at the boarding gate only find out they are on a no fly list at that moment, it is not a publicly available document. There were failures of cross communication in the case of the Parkland shooter that led to his ability to purchase legally seven guns and countless bullets. This is a relatively easy fix, but a fix that needs a willingness from many (including the NRA) to occur.

Out of the studies on the effectiveness of better gun laws a salient point stands out: “clustering” matters. States with stricter gun laws next to each other, such as in the Northeast, have a lower rate of gun deaths. Chicago, next to lax regulation states has a gun death problem. Every time there are big gun shows in neighboring Nevada or Arizona, the gun death rate in California, which normally is low, spikes. This means that a comprehensive national approach is required if effectiveness of the regulations is to be maximized. This means that to effectively limit gun tragedies, a comprehensive federal solution is required, and perhaps some rethinking of the way laws in this field work.

Florida statutes include the “Carlucci Act” since 1987. The intent of the act is that all gun laws be uniform throughout the state and regulated at state level. The so called defenders of the second amendment have used this act to dilute restrictions statewide to peddle more of their wares. Local communities have no control on this very local issue. The act has been used to weaken regulations, instead of strengthening them. In a more responsive representation of the citizens’ will, such an act should not be used against communities and officials trying to protect their neighbors (destitution, a $5,000 fine plus court costs), even taking into account the clustering effect mentioned above. If a community wants to restrict gun ownership, it should be allowed to do so. The Carlucci Act should set the lowest common denominator of restriction, not the upper limit. It is the Governor who interprets the implementation of this act and has said he would use it to avoid increased restrictions. Similar legislation may exist in other states which empowers the manufacturing association, as then it only has to center its marketing efforts in a small number of individuals, the state legislators, whom it will gladly assist in drafting laws and regulations.

After each tragedy, the macabre game that federal politicians play, one side sending thoughts and prayers and the other one rending their robes in the temple calling for more laws they know will never pass is exasperating. Guns are powerful, the working end of a barrel intimidating. That is why against this terrifying power, our communities and citizens ask for help from the power of the government; but government has failed us. Against the power of guns, the power of government, as directed by our current state and federal representatives, has failed. We will have to use the power of democracy against the power of guns. As someone once said “don’t boo, vote!”

And we have to use the power of community.

ACTION 3

At the most local level we have the power to make a difference. Many people knew the Parkland shooter, and knew he was troubled. Being a troubled youth does not a killer make, but signals build up and intervention can be a deterrent. I am sure that it has in the past, in countless incidents that have not occurred, that have not been covered because they never happened; a friend, a teacher, a social worker was there when it was needed. We have to be there more when it is needed. We are the closest ones to the stranger among us harboring the potential for inflicting mass tragedy.

This stranger among us in Parkland lived in our community and interacted with us. He called a person I know when his mother died. He was taken in by a family willing to care for him at that time. He was a member of the ROTC and the rifle club at MSD—and perhaps targeted them in his rampage. He worked at a local store two miles from the school and frequented by many, including the victims and their families. He hit on local girls. He was also the one that classmates would joke as the one most likely to shoot up the school. Many have told me they feel guilty they did not do anything, did not see the signals. But what if they had? What could be done without making us the monster, without breaking what America is all about, freedom? This is not an easy question to answer, and social workers and psychiatrists grapple with it and sometimes pass the buck with a sense of shame and a fear of the future. One thing I do know: we are the victims, not the guilty.

The sacred nature we hold for life and of its potential, drives the sociopathic reasoning of these troubled minds. They know how much we care about our fellow human beings and that acting out the way they do they will gain what they believe to be recognition—and a sense of payback for the grievances they hold against their community, be it school, family, workplace or society at large, hurting us where it hurts so much. They act in the belief that they will no longer be ignored. If that is the case, we should find ways not to ignore them in the first place, not to let them slip through the cracks of invisibility and alienation. These are people that live among us. In schools this may lead to social strategies to identify the bullied and isolated ones, to better networking with social services, not automatic age cutoffs or bureaucratic buck passing; to an equivalent of “community policing” in the building hallways. All complicated and perhaps expensive things to do. More complicated and expensive than a funeral.

We have to recognize that the best of strategies, the best of networking, and the best of educating will not be a 100% solution. There is the possibility that the unthinkable will attempt its worst again. This requires planning to improve and harden our school buildings. A cinderblock wall dividing hallways from classrooms could decrease the lethal power of bullets. An automatic lock controlled from the teacher’s desk could avoid having to approach the door; a better reinforced door could be a good idea too. A door window (bullet proof?) that could mirror itself when the door was under code red lock allowing people inside to look out but not people outside to look in is technologically feasible, and better than having a kid volunteer to put up a piece of dark cardboard. Smart video monitoring could allow responders to understand better the situation inside. All this would be a better infrastructure investment to protect American children than building a symbolic wall on the Mexico border.

There is some community self-awareness to build, some measures to take, away from the alienating smart phones and sectarian divisiveness sowed so skillfully by many media and social media pundits and, as it turns out, enemies of America and what this country represents. That does not mean that the victim, our community, should be blamed for the criminal’s action. Some measures can be taken at the grass roots, but the lack of leadership on this is issue is galling.

Guns are not going to go away, and neither are cars. Cars are regulated, policed and controlled, even when the constitution establishes we are free to move around the country. There are age and use restrictions, examinations, state registrations, federal standards, and a police force specialized to enforce all laws related to automobiles, automobile usage and persons authorized how and when to drive. Even so, motor vehicles can be used as weapons of terror, just not often. The standard for regulating guns should not be only “don’t point at me with it.”

We call upon our leaders, political, social and media, to come forward with true, sincere plans and solutions or to simply join in what common sense and American values dictate. We ask you to use your power against the power of the loaded gun. There is a gun problem in America unlike any in the rest of the developed world. What are you going to do about it? Will you support common sense or add fuel to the fire? Will you be blind to the facts, engage in marketing obfuscation? Mass murderers have unwitting accomplices. Do not become one.
Photo by Jose Moreno on Unsplash
And here is my take on the Second Amendment: Access and Control.

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