El miércoles 24 de julio del 2024, fui invitado a presentar el libro "EL PODER DE LA MATEMATICA, de Guillermo Salas Delfino en la sede del Interamerican Institute for Democracy, en Miami. Los otros panelistas de este conservatorio fueron el autor, Guillermo Salas Delfino, Ana Mercedes Díaz, Maibort Petit, Paciano Padrón y Ana Teresa Morrín. Este es el texto de mi presentación:
Estimado Guillermo Salas Delfino, autor del libro que nos reúne hoy aquí. Distinguidos
panelistas, apreciada Beatrice Rangel, moderadora de este evento, distinguido
Dr. Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Interamerican Institute of Democracy, estimados asistentes, aquí en este momento, y en el ciberespacio en
cualquier momento. Muchas gracias por permitirme presentar este libro, este
estudio, este minucioso análisis de Guillermo Salas acerca de los métodos de fraude
electoral detectados en el Referendo Revocatorio de la presidencia de Hugo Chávez efectuado el 15 de
agosto del 2004, y que tiene especial repercusión hoy, a cuatro días de la elección presidencial en
Venezuela.
Así es, faltan cuatro días; y vamos a ganar. ¡Vamos a ganar! Ese es el hashtag, la
arroba, el lema que usa la oposición democrática al régimen de Maduro en las
redes sociales para transmitir un gran optimismo que se basa en la movilización masiva del electorado
evidenciada en las manifestaciones de calle en todos los rincones del país, y en las encuestas
publicadas y difundidas que presentan la opción de Edmundo González Urrutia como la
opción ganadora este domingo, con un promedio de ventajas de alrededor del
20%. Así es. Vamos a ganar; a
menos que…
Confieso que cuando me presentaron este libro mi piel escéptica se puso de gallina. El problema con las teorías conspirativas es que hay tantas que hacerle caso a una de ellas es francamente abrirle la puerta a la madriguera del conejo y caer en un mundo de fantasías alocadas que, a pesar de satisfacer sesgos e ideas fantásticas, crean una burbuja alrededor de uno que, rodeados en un país de maravillas, no nos permiten ver la realidad. Por eso, para mantener la razón, es mejor mantener nuestro escepticismo en alerta roja de manera permanente. Mis notas al margen de mi ejemplar del libro, a medida que lo iba leyendo, así lo demuestran. Me preguntaba, ¿será este un libro más pretendiendo sostener alguna teoría conspirativa alocada que, a fin de cuentas, favorece al régimen al crear desconfianza en uno de los principales instrumentos de la democracia, el voto popular? ¿Qué el voto no cuenta, que no vale la pena votar? ¿Qué Maduro no sale con elecciones?
Siempre he sido bueno en matemáticas. En el colegio mis notas siempre eran
estelares en esta materia y siempre era eximido de presentar el examen final. Mi
clase más anticipada cuando bachiller fue la de cálculo integral. Mi
carrera profesional como arquitecto combinó mis dos pasiones, la matemática y el arte. Eventualmente, al cursar mi maestría, me topé con Elías Osuna, un genio de la
estadística, y me mente matemática se enfrentó a la incertidumbre de las
probabilidades.
El pensamiento matemático racional y la observación diaria nos lleva a la
conclusión de que la suma de dos verdades a medias nunca resulta en una verdad entera.
Que, si entre los factores presentados en combinación uno de ellos es cero,
una falsedad, su producto debe ser cero. Probablemente.
Por eso comencé a leer este libro con gran recelo. Por eso termine
de leer este libro con gran satisfacción. Guillermo Salas
Delfino, utilizando el método científico, demuestra con un
alto grado de confiabilidad y con una incertidumbre que se aproxima a cero, que,
durante el revocatorio del 2004 para rechazar el mandato presidencial de Hugo Chávez, el sistema electrónico de recopilación y tabulación de votos operó de manera fraudulenta
a favor de la propuesta “NO”, la que mantendría a Chávez en la presidencia. Los
votos “NO” fueron abultados, y los votos “SÍ” fueron mermados,
arrojando un resultado con una diferencia porcentual de casi 20% a favor de
mantener a Chávez como presidente. Estos hechos son sistemáticamente demostrados
mediante el poder de la matemática en este libro.
El libro incluye intriga académica acerca de la publicación Statistical
Science, la cual publicó en el 2011 un ejemplar parcialmente dedicado
al análisis estadístico de esta elección con cinco artículos sobre el tema. Este
número especial incluye un artículo de Guillermo Salas y Gustavo Delfino, antecedente
de este libro que discutimos hoy. Otros tres artículos en aquella revista
llegan a la misma conclusión de fraude, mediante otras metodologías, mientras que uno de
ellos busca descartar estas demostraciones. Esta parte del libro de Salas, la
dedicada a la intriga académica, es interesante, e incluye razones por las
cuales el artículo que niega el fraude, y que describe las anomalías detectadas como no
significativas, tiene errores de fundamento. La discrepancia, rivalidad y hasta
sorna entre académicos, es usual en el medio y eso es de esperarse, especialmente en un
campo dedicada a cuantificar las probabilidades y a disminuir la incertidumbre en
asuntos políticos de gran trascendencia. Como dice el autor del artículo a favor de la hipótesis nula, la hipótesis de que no hubo
fraude, el costo de errores en el análisis de resultados electorales puede ser muy
alto para una sociedad, legitimando una elección fraudulenta o apoyando
reclamos injustificables, con las consecuencias negativas que cualquiera de
esas alternativas acarrea.
Uno de los artículos en aquel número de Satisrical
Science tuvo como autores a Ricardo Haussmann y Roberto Rigobón, a quienes también conocí al mismo tiempo que Elías Osuna en el IESA. El artículo de ellos se basa
en un análisis de la elección que ellos condujeron, por decirlo así en caliente, por
encargo de la Asociación Civil Súmate para recabar y
analizar la información durante el proceso. Súmate es la fuerza cívica que estuvo detrás de la organización del Firmazo, el
Refirmazo, y el Referéndum Revocatorio Presidencial. El fiirmazo fue
la recolección de firmas inicial entre los inscritos en el Registro Electoral
Permanente, el REP, solicitando la convocatoria del referéndum. El refirmazo se
realizó con el mismo propósito, puesto que la primera recolección fue desechada por el Consejo
Nacional Electoral, el CNE.
La metodología Hausmann y Rigobón es distinta a la utilizada
por Salas, pero eventualmente llega a la misma conclusión: la probabilidad de
fraude se acerca al 100%. Me gusta la breve definición que ellos utilizan
para definir “fraude electoral”; que el resultado oficial de la votación no refleja la intención del electorado. Utilizando
la misma base de datos de electores firmantes utilizada por Salas, pero usando
encuestas a Boca de Urna, la conclusión es la misma: hubo fraude. La intención del electorado fue
frustrada.
El libro de Salas detalla muy bien la base matemática y la
infraestructura administrativa y tecnológica mediante la cual
se frustró esa intención del electorado y se manipularon tanto las auditorías en caliente como
las realizadas tres días después. Coinciden Hausmann y
Rigobón con las conclusiones de Salas sobre las auditorías, y refutan los
argumentos del Centro Carter sobre las mismas de manera contundente.
La pregunta que queda en el aire es: ¿Qué hacer ante este
poderoso mecanismo detallado por Guillermo Salas en su libro, “El poder de la
matemática”?
El fraude y la manipulación electoral no ocurren con un solo elemento. El informe de Súmate acerca del proceso,
desarrollo y ejecucion del revocatorio, relata todas las instancias que utilizó el régimen para tratar de
impedir, confundir e intimidar al electorado para que votase a favor de
mantener a Chávez en el poder, antes de contar los votos. La manipulación electrónica detectada y
detallada en este libro es apenas una de las herramientas del régimen para influenciar
los resultados y frustrar la intención del electorado el día de las elecciones. Otras
son la manipulación del REP, y la mudanza arbitraria de mesas electorales.
Pensaría uno que, tras 20 años en uso, el régimen tiene práctica en esto de manipular elecciones. Casi pensaría uno que ni vale la pena votar, porque ya el guiso está sancochado. Casi pensaría uno que un libro cómo este descarta de plano la solución democrática para salir del régimen autoritario que durante casi un cuarto de siglo somete al pueblo veneolano, chupando su sangre y creando miseria. Que no existe salida electoral. Que solo nos queda rasgarnos las vestiduras. Francamente, sin embargo, no creo que esta deba ser la conclusión a sacar del libro.
Las elecciones presidenciales del 23 de abril del 2013, e incluso las de diciembre del 2012, tuvieron irregularidades que son explicables aceptando la hipótesis alternativa: la hipótesis de que hubo fraude. La participación electoral fue casi del 75% en el 2013 y la diferencia ganadora, tras la manipulación, que por cierto se detalla en este libro mediante un affidavit jurado de Leasmy Salazar, un converso del régimen, fue de apenas 1,5%. Sudaron para sacar ese resultado. Es de hace notar, que entre 1998 y el 2008 hay un salto anómalo en el crecimiento del REP, el cual históricamente crece a un ritmo de alrededor de un 2.5%. En ese período, entre 1998 y el 2008, creció casi un nueve por ciento interanual. Este periodo, por cierto, incluye el 2004, el año del referendo revocatorio, y, por qué no decirlo, el año 2000, el año de la primera elección de Chávez bajo la nueva constitución. Esa ola de crecimiento, explicable nuevamente por la hipótesis alternativa, se comienza a absorber hacia las elecciones del 2012 y del 2013, dificultando el fraude por duplicación de votos (también insinuado en el libro y en el informe Carter mediante el uso del capta huellas). Vemos por eso que dos años después, en el 2015, con una participación electoral para las elecciones parlamentarias también de alrededor del 75%, la derrota del régimen es masiva, casi 19% de diferencia, un margen a prueba de fraude. Las irregularidades en el proceso y la oposición dividida disminuyen la participación electoral a 46% en las elecciones del 2018, margen del cual el régimen obtiene dos tercios de los votos. Es decir, Maduro fue electo en el 2018, oficialmente, con un 30% del electorado, de electores inscritos en el REP, una representación, usando un término histórico del chavismo, escuálida.
Las elecciones recientes en Venezuela tienen tendencia irreversible en
contra del régimen, siempre y cuando el voto sea masivo, la participación alta. Esa
es la primera herramienta para derrotar al fraude: el voto. La segunda es la
organización en los centros de votación para establecer y demostrar la intención del electorado, para
lo cual el Comando Venezuela ha hecho una labor extraordinaria. En esto, la
lección de las elecciones robadas a Andrés Velázquez para la gobernación de Bolívar y el artículo de Haussmann y Rigobón establecen una ruta a
seguir para determinar esta intención, y el comando ha creado mecanismos para seguirla,
siempre y cuando la ciudadanía utilice masivamente aquella primera
herramienta: el voto.
La confianza en su capacidad de cometer fraude e ignorar el poder y voluntad ciudadana ha derrocado a regímenes autoritarios desde Polonia y Suráfrica hasta las Filipinas
y Chile, y en la misma Venezuela, un país que todavía mantiene su memoria democrática. Es muy probable
que, a pesar de los esfuerzos más viles del régimen, esto ocurra en
Venezuela este domingo si hay una participación masiva del electorado;
la intención del régimen será derrotada, la intención del electorado prevalecerá. “¡Vamos a Ganar!”
será un hecho cumplido este domingo. El lunes, comenzará un nuevo camino escabroso
y empinado, el que nos llevará hasta el 10 de enero del 2025, inicio de la restauración
del país a uno con democracia y libertad, en paz y prosperidad.
Muchas gracias.
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