Autor, emprendedor, analista económico y político.
Artículos y Ensayos, tanto en español como en inglés, sobre la condición de Venezuela y otros temas de interés internacional.
Desde que se implementaron las políticas de control y cambio
social por el régimen de Chávez-Maduro en Venezuela, cerca de 40.000 personas han
sido asesinadas a sangre fría ya sea por "justificaciones" impulsadas por el afán
sectario ("divide y vencerás") del régimen enfrentando clases sociales del país [1]; durante las OLP, "operaciones de liberación del pueblo" esencialmente guerras
entre pandilleros; o en ejecuciones extrajudiciales de manifestantes y
opositores políticos – sobre el asfalto o en mazmorras. Eso, sin dejar de
mencionar el masivo éxodo migratorio de millones de venezolanos en búsqueda de
su felicidad (y de sus familias) en tierra extranjera.
Ese control y cambio social generador de víctimas ejecutado
por el gobierno, bajo la ilusión de tener la capacidad de conducir el pueblo
hacia un mundo feliz, es la antítesis de la libertad. Venezuela no es un país
libre. Venezuela no es un país en donde cualquier individuo pueda aspirar a crear
su propio futuro, desarrollando su potencial y su voluntad para tener una vida
mejor para sí y los suyos. Venezuela es un país en el cual la autoridad del
régimen de gobierno pretende dictar las reglas que le parezcan de un momento a
otro para implementar un férreo control sobre la sociedad, en esa vana ilusión
de crear Un Mundo Feliz. Y por eso hay oposición.
Todo ser humano tiene esa aspiración, la de crear una
mejor vida enfrentando las barreras y obstáculos naturales interpuestos por la
vida. Cada individuo busca oportunidades y maneras de sortear estos obstáculos
y barreras, creando distintos resultados individuales, pero mejorando la
sociedad como un todo por sus esfuerzos. El modelo de desarrollo y bienestar
social centralizado en un grupúsculo de planificadores pretendido por el
régimen no tiene ni la capacidad ni la flexibilidad de la gran multiplicidad de
individuos que conforman una nación; nunca podrá ser mejor que una sociedad en
libertad. Friedrich von Hayek, en entrevista realizada en Caracas (1981) [2] lo
decía de manera clara:
El sistema capitalista… debe [su] capacidad de adaptación a una
infinidad de variables impredecibles, y a su empleo, por vías automáticas, de
un enorme volumen de información extremadamente dispersa entre millones y
millones de personas … que, por lo mismo, jamás estará a la disposición de
planificadores. En el sistema de economía libre, esa información puede decirse
que ingresa en forma continua a una especia de supercomputadora: el mercado…
Allí es procesada de una manera no solamente abrumadoramente superior como
usted expresó, sino de una manera realmente incomparable con la torpeza
primaria de cualquier sistema de planificación.
Capitalismo y libertad van de la mano. A pesar de
haber intentos de “capitalismo planificado” en países como China, Cuba y la
misma Venezuela, típicamente son para efectos propagandísticos en el caso de
Mini/micro-empresas, mercados “negros” para solventar escasez e ineficiencias
de los mercados oficiales, o maneras de canalizar favores del y para el estado
– la corrupción a gran escala. En Venezuela este último grupo caracteriza a los
llamados “bolichicos”, entre otros calificativos. La arbitrariedad de cualquier
régimen bajo planificación central hace la amenaza de intervención o clausura una
espada de Damocles para cualquier entidad proto-capitalista permitida. En China,
Jack Ma y la intervención del estado en Ali Baba ejemplifica de manera clara esta autoridad arbitraria. En Venezuela se vio
recientemente con multas y clausura de hoteles, areperas o transportistas que cálidamente
acogieron o prestaron sus servicios a la líder opositora Maria Corina Machado
durante la campaña presidencial del 2024.
El régimen que gobierna a Venezuela pretende coartar
la libertad a cambio de una prometida prosperidad colectiva. Esa prosperidad se
ha basado en las promesas pasadas y futuras de la repartición controlada de
bienes y riquezas que el gobierno (¿mágicamente?) canalizará y distribuirá a la
sociedad como un todo. El régimen ha estructurado las instituciones y fuerzas
del estado basado en esa promesa inalcanzable del socialismo profundo: el gran
estado de bienestar. El pueblo venezolano ya no se come ese cuento.
El voto masivo con los pies por más de ocho millones
de venezolanos que han emigrado del país dice que ellos no se comen ese cuento
de la prosperidad futura prometida a cambio de la libertad. El voto en las
urnas electorales por más de siete millones de venezolanos bajo amenaza de
retaliación dice que ellos no se comen ese cuento de la prosperidad futura
prometida a cambio de la libertad. La oposición al régimen es una oposición a
las instituciones y modelo que éste ha creado y que han llevado a Venezuela al
despeñadero económico y social. La oposición no es de un partido a otro, como
usualmente es en sistemas democráticos. La oposición ni siquiera es acerca de
las metas sociales y económicas del país (aun cuando en el caso del régimen la
promesa de esas metas sean promesas vacías). La oposición es al modelo y
estructuras de poder que ha construido el régimen para mantenerse y enriquecerse
exprimiendo el sudor, sangre y sufrimiento de todos los venezolanos, incluso de
las familias y adeptos que en el pasado se tragaron el cuento de esa promesa (representado dramáticamente en el reciente cortometraje "La Verdad", con Elba Escobar).
El régimen y el modelo no solamente han sido
derrotados en las urnas electorales, han sido derrotados en el corazón y en el alma
de los venezolanos. Los dieciséis millones de venezolanos que han votado de
alguna manera u otra en contra de este modelo de fantasías dirigido por una
banda de criminales se mantienen unidos en el consenso de la necesidad de
restaurar la democracia y la libertad para lograr la paz y prosperidad de la
nación. El régimen está derrotado de mil y un maneras, pero hará todo lo
posible para aferrarse al poder. El régimen pensaba que con los trucos bajo la
manga que tenía, las elecciones del 28J serian un fraude invisible. Bajo el
liderazgo indiscutible de Maria Corina Machado, jugando con las reglas del
régimen, el régimen perdió de manera claramente visible. La juramentación
espuria de Maduro como presidente no lo protege de la marea opositora, de la
decisión soberana del pueblo venezolano. Dividirse ahora como pretenderían el régimen y la oposición cómplice, ceder ahora, es
permitir el desatar de una venganza terrible sobre el pueblo venezolano.
Ceder ahora es deshonrar la sangre y los gritos de las víctimas del régimen en
su inacabable afán de control y cambio. Ceder ahora es permitir una
corrupción que desvía los grandes recursos del país al bolsillo privado de esta
banda criminal que posiblemente piense que algún Genio (¿el G2?) le concedió el
deseo del toque de Midas; pero como aquel legendario rey, sucumbirá por su
propio orgullo y avaricia. Ante la
oposición, el régimen no puede detener la ola de cambio que se le rompe encima,
porque la oposición noes Maria Corina, Edmundo, Juan Pablo, Andrés, Delsa... la oposición es Venezuela, todos unidos, hasta el final.
[1]No olvidemos a HCF con eso de “ser rico es malo” o su proclamación al
conmemorar el 4 de febrero, en 1999, justificando socialmente al “delincuente
obligado”.
[2]La entrevista, conducida por el periodista y analista Carlos Rangel
el 17 de mayo, fue publicada en el diario El Universal en junio. Se incluye
como apéndice en libro de Carlos Rangel El Tercermundismo (Monte Ávila, 1982)
El 21 de noviembre de 2024, El Club de la Libertad, en Corrientes, Argentina, invitó a Carlos J. Rangel a hablar acerca de Venezuela, su estado actual y su futuro. Este es el discurso / ponencia de Rangel en el evento.
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Gracias a
todos los presentes, damas y caballeros, por participar en este foro, un evento
enfocado sobre el futuro y potencial de nuestras economías. Economías que
enfrentan gran incertidumbre ante las tensiones por el cambio. Cambio desde un mundo
esencialmente unipolar hacia uno en donde las potencias se disputan activamente
los centros del poder económico y político. Esas tensiones, que parecen
contradictoriamente aislacionistas e imperialistas simultáneamente, crean
aperturas aprovechables, incluso para una situación como la que vive mi país,
Venezuela. La oposición venezolana le agradece mucho a Argentina su
solidaridad con la causa y el albergue a nuestros compatriotas. Muchas gracias.
Quiero agradecer especialmente al Club de la Libertad y a su presidente,
Alberto Medina Méndez, por utilizar estos eventos para mantener viva la causa
de la libertad en Venezuela, y por su invitación a que yo compartiese por
algunos minutos con ustedes mis reflexiones sobre el presente y el mañana en
Venezuela.
El 28 de
julio de 2024 fue una fecha trascendental para Venezuela. Puede esperarse incluso
que en algún futuro posible, y manteniendo esa costumbre común de nuestros
países, alguna avenida, plaza o barriada sea nombrada con esa fecha; la fecha que
definitivamente evidenció el anhelo indiscutible de los ciudadanos venezolanos
de terminar el experimento chavista.
La propuesta
chavista era cambiar las estructuras económicas y sociales del país para lograr
igualdad y justicia social administrada mediante un fuerte gobierno central.
Bajo esa propuesta, el gobierno central asumía el control sobre los recursos
naturales y activos fijos del país, y la administración de su explotación. La
propuesta se basaba sobre la premisa de que Venezuela era un país rico, rico en
minerales básicos necesarios para la economía mundial. Con los amplios recursos
financieros obtenidos por ese control, el gobierno podría satisfacer las
necesidades de todos los venezolanos. Esa fue la promesa de Chávez.
Hay muchas
razones por las cuales ese experimento resultó en un gran fracaso. Pero la
razón fundamental es debido a su contradicción interna: lograr orden, igualdad
y justicia mediante el control central y absoluto de la sociedad y la economía.
Ese control eventualmente y necesariamente será autoritario, y es imposible
lograr igualdad y justica bajo esas condiciones. No solo Venezuela ha vivido la
tragedia generada por esa contradicción conceptual. Cuba, por no mencionar
otros, es otro gran ejemplo en nuestro hemisferio de autoritarismos de
izquierda con fantasías de utopías. Por supuesto la Unión Soviética, Corea del
Norte y China Comunista son ejemplos notorios en el mundo.
Sin embargo,
no debemos descartar ese otro vértice ideológico cuyos resultados igualmente
resultan en fracaso: el autoritarismo de derecha. Fracaso de otra índole, pero
en la misma familia. Las contradicciones estructurales de esta otra propuesta
autoritaria también estancan a la sociedad enquistando oligarquías, sean
civiles o militares. Esto lo hemos visto en el pasado de Latinoamérica y el
Caribe: en el Paraguay de Stroessner, la Nicaragua de Somoza, el Haití de Papa
Doc, hasta en el México de Porfirio Díaz a principios del siglo pasado, cuando Civilización y Barbarie se confundían fácilmente; y alrededor del mundo con el
Irak de Hussein, el Irán del Chá, y tantos otros ejemplos frecuentemente
citados por la izquierda y que ustedes han oído. Hoy día incluso estamos
viendo lo que podemos calificar de autoritarismo de derecha en países como
Rusia y la China actual, con creciente desigualdad, tiranía y economías en
descenso estructural, buscando su rescate mediante la expansión imperialista.
Al igual que las de izquierda, las élites dirigentes de derecha pretenden
mantener sus privilegios eternamente, viviendo esa fantasía de Voltaire de que
viven en el mejor de los mundos posibles, y que todo cambio es innecesario,
indeseable y peligroso.
Esto ocurre
por igual tanto en los autoritarismos de derecha como en los de izquierda.
Ambos han creado un mundo para sus élites con privilegios basados en rentas
monopólicas, sean del estado o de los oligarcas, acumulando poder y activos. Un
mundo que quieren mantener, conservar a toda costa; es decir son conservadores.
Todo mandato autoritario es conservador, viven en su mejor mundo posible y no
quieren que cambie. Venezuela tiene un gobierno conservador, al igual que Cuba.
Irán, Hungría, Rusia y China. Son variaciones de la combinación mandato
autoritario / capitalismo, o mandato autoritario / comunismo. Combinaciones
destinadas al fracaso económico, social, conducentes a gran descontento popular
con la consecuente represión totalitaria. Represión que va desde la pasiva
mediante fraudes electorales y control de medios, hasta las activas con
milicias, prisión, tortura y muerte.
Hayek nos
instruye para entender mejor esta dicotomía derecha / izquierda en su “Postdata
a Fundamentos de la Libertad”. Hayek denuncia tanto a la extrema derecha como a
la extrema izquierda por ser ideologías que buscan suprimir la individualidad
para asumir el control de la sociedad. Ese control se basa en el supuesto de que
el bienestar colectivo es mejor entendido por su élite de ideólogos que por un
individuo cualquiera en búsqueda de su bienestar propio; que ciertos elementos,
anhelos o “perversiones” de esa individualidad es mejor controlarlos en aras
del bienestar colectivo. Por eso, esos ideólogos de derecha o de izquierda
proponen leyes, reglamentos y acciones que coartan la libertad. Esa intelligentsia
de izquierda o de derecha pontifica que ella es la que mejor sabe lo que es
mejor para cada quien en aras del bienestar social.
Todos esos
son experimentos destinados al fracaso y al rechazo, como lo demostró Venezuela
el 28 de julio. Ese día la ciudadanía venezolana dijo “ya basta”. Dijo que el
experimento chavista, ni nada que se le parezca, no solucionaba la desigualdad,
ni mejoraba la vida, ni ofrecía futuro; dijo que el experimento chavista
quebraba familias y generaba miseria; dijo, utilizando la poderosa voz del voto
democrático de cada uno, que la élite chavista no merecía su confianza ni merecía gobernar.
El 28 de julio, los ciudadanos venezolanos optaron por ese concepto difuso de
“libertad”, uno de esos conceptos que a veces uno no sabe qué es exactamente,
pero que si sabe cuándo no la tiene.
Anteriormente
he tenido la temeridad de definir la libertad como la condición bajo la cual un
ser humano tiene la oportunidad de desarrollar su pleno potencial como tal. Un
gobierno que busca controlar a cada individuo para obligarlo a aportar su
esfuerzo y mente al modelo que dicho gobierno prescribe como ideal, no es un
gobierno apegado a la libertad. Contra eso, y a sabiendas que la opción era un
salto al vacío, que ese voto sería el comienzo de un proceso de restauración
que no sería fácil, los ciudadanos votaron masivamente y con alegría por
Edmundo González Urrutia, quien simboliza y unifica el anhelo de libertad del pueblo
venezolano. Venezuela optó por democracia y libertad. La oportunidad de hacer
mejor vida.
La dicotomía democracia
/ autocracia existe desde hace siglos, y cuando el anhelo democrático ha prevalecido,
la humanidad ha prosperado, ha progresado. El afán de superación individual es una
sublimación del instinto natural de supervivencia, y se manifiesta en emociones
como la codicia y la ambición las cuales, de por sí, no son malas, como diría
Gordon Gekko en “Wall Street”. O mejor, como argumentaría durante aquel momento
del despertar liberal del S. XVIII Adam Smith: cuando existen las condiciones
para que cada individuo busque, persiga, trabaje por su mejora personal, toda la
sociedad mejora. Es decir, el capitalismo es un mecanismo eficiente que utiliza
la libertad para mejorar la sociedad como un todo. El capitalismo se contrapone al mercantilismo,
cuyas diferencias esenciales son que el primero se basa en la creación de la riqueza,
el otro en la acumulación de la riqueza. El comunismo es la manifestación
moderna de la mentalidad mercantilista, enfocado en la distribución de lo que para
su modelo es un recurso limitado, la riqueza, la cual extrae como renta, sea de
la naturaleza o de la sociedad, hasta agotarla.
Sociedades
que han experimentado con esa idea de la distribución de la riqueza como base
fundamental para generar bienestar social han fracasado en esa meta, y algunas
ahora experimentan con lo que se puede describir como mandato autoritario con
capitalismo; Rusia, China, Hungría, e incluso, con tanteos y asomos, en
Venezuela. En Cuba han habido innumerables “procesos de apertura” permitiendo
microempresas y otros experimentos.
Pero bajo
regímenes autoritarios, estos intentos proto-capitalistas están destinados al
fracaso, solo refuerzan al régimen. He definido recientemente al mandato
autoritario como aquel en donde los seres humanos sobreviven y prosperan dependiendo
de los caprichos oportunistas de un régimen cuyo centro ideológico es el
derecho legítimo de concentrar el máximo poder en su líder. Dicho con el
viejo refrán popular, tal vez revelando alguna simpatía de nuestras culturas por
el mandato autoritario: “el que a buen árbol se arrima, buena sombra lo
cobija”. Pregúntenle a Jack Ma, el fundador de Ali Baba, que tal funciona
eso.
Depender del
capricho oportunista, de la sombra reconfortante, de un líder autoritario, aun cuando
dicho líder haga aperturas hacia el capitalismo, es una propuesta peligrosa
para cualquier individuo. Más aun, es ineficiente para una sociedad e insostenible
a largo plazo.
Es esa
combinación de democracia con capitalismo la que genera riqueza, y tiene la capacidad
de renovación y regeneración que con mayor efectividad y eficiencia incrementa
el llamado bienestar social. La propuesta ganadora en las elecciones
presidenciales de Venezuela, la aceptada por más de tres cuartas partes de los
que pudieron votar, fue democracia con capitalismo, la combinación que ha
generado la mayor prosperidad de las naciones y el mundo desde su surgimiento
en el S. XVIII.
En
conversaciones y comunicaciones con ciertas personas del liderazgo opositor mucho
antes y después del 28 de julio, estábamos claros de que las elecciones
presidenciales, aun siendo clave, no eran sino un paso, una etapa más en la
restauración de la democracia en Venezuela, al igual que lo había sido el 22 de
octubre del año pasado, el día en que las primarias opositoras ratificaron la
dirigencia indiscutible de Maria Corina Machado como su líder. Desde hace más
de dos años ya habíamos planteado la necesidad de obtener la prueba en las
mesas electorales de la victoria de la oposición democrática en las elecciones
presidenciales. Esta estrategia, implementada tácticamente con los “comanditos”
recabando evidencias, ha demostrado fehacientemente, ante cualquier persona u
organismo independiente, que Edmundo González Urrutia es el presidente legítimamente
electo de Venezuela. Desde la noche del 28
tengo la costumbre de revisar periódicamente la página web del Consejo Nacional
Electoral, del CNE. Aquel día la página se cayó alrededor de las 8PM, si
recuerdo bien. El régimen culpó a la oposición de hacer un jaqueo que había
tumbado la página. Esa excusa, o revela una ineptidud abismal por el equipo
técnico del CNE, y sus aliados internacionales, o es una mentira más grande que
cualquier nariz imaginable de Pinocho puesto que hasta el día de hoy, casi
cuatro meses después, sigue caída esa página.
La estrategia
para llegar hasta el final se mantiene en pie. Todas las piezas están donde
deben estar y están encajando como deben encajar. El régimen ha reaccionado a
la revelada desnudez de su descarado fraude con el desespero y temor de una
bestia acorralada, lanzando gruñidos, zarpazos y dentelladas. Sus 200 presos
políticos de costumbre, por coincidencia el mismo número que mantenía el tirano
Rosas, los ha multiplicado por diez. Actualmente en las cárceles, mazmorras, y
sótanos ocultos de la tiranía hay alrededor de 2000 personas detenidas con
cargos espurios de incitación al odio, a la violencia y al terrorismo, cargos
levantados por alzar su voz defendiendo la soberanía popular manifestada el 28
de julio. A esos 2000 se le suman centenares, miles de personas atemorizadas,
refugiadas, exiladas por la persecución del régimen, por estar “en la lista”;
persecución y prisión que ha resultado en muertes, escalando la violencia
criminal del régimen. Recordando a Winston Churchill, ante la lucha contra la
sanguinaria tiranía solo puede prometerse sangre, trabajo, lágrimas y sudor
hasta lograr la victoria, la libertad. Estos héroes venezolanos son héroes de
la libertad.
Por favor, un momento de
silencio para los caídos.
La comunidad
internacional ha sido pieza clave en debilitar y deslegitimar al régimen. El desconocimiento,
incluso por supuestos aliados vecinos, del resultado "oficial" de las elecciones
se mantiene como columna principal de la fuerza opositora; los homenajes y
reconocimientos internacionales a la líder opositora fortalecen su posición
como tal; la diplomacia experta del presidente electo en países y organismos
internacionales acorralan cada vez más a las élites de la tiranía. No voy a decir en este foro que hay
negociaciones en curso con algunos miembros de esas élites tiranas. No lo voy a
decir. Las elecciones presidenciales en
los EE.UU. hace unas semanas aclaran vías en esas negociaciones que no están
ocurriendo con algunos miembros del régimen; esos que ven con anhelo alguna
playa distante y tranquila, con familiares y amigos cercanos a su lado, lejos
de hogueras, horcas y muchedumbres enardecidas. Aquellos dentro de las élites
del régimen que no ven esa negociación, que no está ocurriendo, es probable que pronto
se percaten de que rechazaron una oferta que no podían rechazar. Porque ya
están del lado equivocado de la historia.
Esquilo, hace unos dos mil quinientos años, nos decía: “es enfermedad que
llega con toda tiranía, la de no confiar en amigos”. Sabemos por qué.
La historia
nos ha demostrado que la combinación democracia / capitalismo es la combinación
que genera mayor prosperidad. La historia nos ha enseñado también que la
democracia es un torbellino de ideas permanente, un agitar creativo indetenible,
un ir y venir circular de propuestas, riñas entre lideres con opiniones contradictorias;
una apariencia de caos constante, con contiendas electorales donde los
vencedores se creen dueños de la razón, la verdad y el mundo, y los perdedores se
rasgan las vestiduras y se halan los cabellos -- hasta la próxima elección.
Ante el caos
y la incertidumbre permanente de la democracia la ilusión del mandato autoritario
que promete orden y certeza es tentadora. Todo aquel que dice o escribe que la
democracia está en peligro tiene razón, siempre. Pero la democracia vale la
pena; la historia nos ha enseñado que es ella en combinación con la libertad la
que genera paz y prosperidad en las naciones, y por eso vale la pena luchar por
ella. Todo esto nos hace recordar nuevamente a Churchill, quien calificaba a la
democracia como el peor de los sistemas de gobierno, salvo todos los demás.
Las élites
del régimen venezolano, esas élites conservadoras, mercantilistas, monopólicas,
tiránicas que pretenden aferrarse al poder y someter al país están del lado
equivocado de la historia. Su visión de su mejor mundo posible se derrumba y
algunos todavía le hacen caso cándidamente al bla bla bla del profesor Pangloss,
todos los profesores Pangloss en sus medios. Pronto despertarán en el nuevo mañana de
Venezuela, el nuevo mañana; porque la historia también nos ha lo enseñado: tiranías
eternas no son.
La elección
del 28 de julio del 2024 eliminó toda posibilidad de credibilidad democrática del
PSUV. Cualquier miembro del partido que pensaba que podía coexistir con la facción
elitista del partido y con la oposición democrática para propagar los ideales sociales
de Chávez dentro de un sistema pluralista, debe reconocer en este momento que
esa posibilidad es nula. Maduro es un dictador sanguinario que hará todo lo que
considere necesario para mantenerse en el poder, desde un descarado y obvio fraude
electoral y la detención arbitraria de oponentes y sus seguidores, hasta el uso
de mercenarios armados para la represión asesina de la protesta cívica. Ya no
es solamente que “el mal chavista” está en el poder, cosa que pudiera solucionarse
dentro de un sistema democrático, sino que “el verdadero chavista” se aferra al
poder, demostrando la estirpe original de Hugo Chávez como el antidemócrata primigenio,
conspirando contra la democracia venezolana desde 1983 bajo el Samán de Güere.
Este verdadero legado de Hugo Chávez destruye cualquier capacidad que la elite del PSUV pueda tener
convivencia en un sistema democrático. Todo defensor de la constitución y la democracia observando las acciones de Maduro desde ese domingo, sabe lo que esta sucediendo: la usurpación del poder por un autócrata que ignora descaradamente la soberanía popular. El legado actual de Maduro es la destrucción del PSUV como participante creíble en un sistema democrático, la destrucción del partido como tal. Cualquier miembro del partido con anhelo de convivencia democrática saldrá del mismo, "por las buenas o por las malas" por no tener futuro en el mismo.
La campaña
de la oposición contra el gobierno ideada hace alrededor de dos años tuvo un
objetivo claro: la unificación y reconciliación del país. Este objetivo busca
aliviar el gran malestar de fondo que cansa y mantiene al país en una depresión
emocional (y debilidad económica) desde hace 10 años al menos, y originado por
las prácticas implementadas por el chavismo durante los 12 años anteriores. Este
objetivo de campaña se instrumenta en la unificación de la oposición y el
mensaje de reunificación familiar, que incluye reunificar a los que se fueron a
buscar fortuna a otras tierras con su familia que se quedó, y reunificar a los que
fueron separados por la guerra psicológica civil divisionista del chavismo, enfrentando
hermano contra hermano, padres contra hijos, y vecino contra vecino en su misma
patria. Esta reunificación y reconciliación
busca hacer al país en uno fuerte y unido contra aquellos que pretenden
dividirlo y expoliarlo para su propio provecho mediante execrable corrupción adminstrativa
o condenable corrupción criminal. Se dice fácil, pero tiene práctica difícil:
en la unión está la fuerza. Es mucho más fácil dividir y destruir -la táctica del
PSUV para lograr y mantenerse en el poder- que unir y construir, el mensaje de
la oposición liderada por Maria Corina Machado.
La farsa democrática
del régimen se basa sobre un fraude electoral que cree que dará legitimidad a
su pretensión de mantenerse en el poder. El régimen pretende crear una ilusión de
democracia mediante unos resultados evidentemente fraudulentos, y proclama a
cuatro vientos que celebrar elecciones demuestra que son demócratas. Pero al
igual que su pretensión de legitimidad democrática por el voto nos demuestra su
irrespeto a la soberanía popular, sus acciones contra los otros factores que
conforman la democracia revelan su talante antidemocrático: la represión de la voz
de protesta pacífica, el irrespeto a la ley por igual para todos, y la carencia
del debido proceso, incluso contraviniendo acuerdos internacionales suscritos. La falta de libertad de asamblea, libertad de expresión,
igualdad ante la ley y apego a la misma son evidente señal de régimen autoritario.
En esto, Maduro ha demostrado ser peor que Pinochet, y fiel seguidor de los
sanguinarios autócratas que usurparon la revolución cubana.
La destrucción
de la credibilidad democrática del PSUV recae directamente sobre el triunvirato
de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Jorge Rodríguez. Cada uno tiene sus razones propias para
aferrarse al poder, pero su complicidad antidemocrática y anticonstitucional es
común. Los defensores de la democracia y los defensores de la constitución tienen
ahora un objetivo común: la verdadera restauración de la democracia y la reconstrucción
del país apegados a las leyes y las normas que harán a este un país unido y fuerte.
Los gruñidos, coletazos y zarpazos de bestia acorralada son peligrosos y poderosos, pero la verdad, la voluntad y la persistencia de la ciudadanía
venezolana prevalecerá sin duda. La oposición alzó su voz y voluntad fuerte
contra el régimen, muchos individuos, instituciones y naciones la acompañarán
para y hasta derrocar la satrapía y regresar a la verdadera paz y prosperidad
que el país merece y anhela, rechazando el legado antidemocrático de la empresa Hugo Chávez Frías & Sucesores.
El miércoles 24 de julio del 2024, fui invitado a presentar el libro "EL PODER DE LA MATEMATICA, de Guillermo Salas Delfino en la sede del Interamerican Institute for Democracy, en Miami. Los otros panelistas de este conservatorio fueron el autor, Guillermo Salas Delfino, Ana Mercedes Díaz, Maibort Petit, Paciano Padrón y Ana Teresa Morrín. Este es el texto de mi presentación:
Estimado Guillermo Salas Delfino, autor del libro que nos reúne hoy aquí. Distinguidos
panelistas, apreciada Beatrice Rangel, moderadora de este evento, distinguido
Dr. Carlos Sánchez Berzaín, director ejecutivo del Interamerican Institute of Democracy, estimados asistentes, aquí en este momento, y en el ciberespacio en
cualquier momento. Muchas gracias por permitirme presentar este libro, este
estudio, este minucioso análisis de Guillermo Salas acerca de los métodos de fraude
electoral detectados en el Referendo Revocatorio de la presidencia de Hugo Chávez efectuado el 15 de
agosto del 2004, y que tiene especial repercusión hoy, a cuatro días de la elección presidencial en
Venezuela.
Así es, faltan cuatro días; y vamos a ganar. ¡Vamos a ganar! Ese es el hashtag, la
arroba, el lema que usa la oposición democrática al régimen de Maduro en las
redes sociales para transmitir un gran optimismo que se basa en la movilización masiva del electorado
evidenciada en las manifestaciones de calle en todos los rincones del país, y en las encuestas
publicadas y difundidas que presentan la opción de Edmundo González Urrutia como la
opción ganadora este domingo, con un promedio de ventajas de alrededor del
20%.Así es. Vamos a ganar; a
menos que…
Confieso que cuando me presentaron este libro mi piel escéptica se puso de
gallina.El problema con las teorías conspirativas es que
hay tantas que hacerle caso a una de ellas es francamente abrirle la puerta a
la madriguera del conejo y caer en un mundo de fantasías alocadas que, a
pesar de satisfacer sesgos e ideas fantásticas, crean una burbuja alrededor de
uno que, rodeados en un país de maravillas, no nos permiten ver la
realidad. Por eso, para mantener la razón, es mejor mantener
nuestro escepticismo en alerta roja de manerapermanente. Mis notas al margen de mi ejemplar del libro, a medida que lo
iba leyendo, así lo demuestran. Me preguntaba, ¿será este un libro más pretendiendo sostener
alguna teoría conspirativa alocada que, a fin de cuentas, favorece al régimen al crear desconfianza
en uno de los principales instrumentos de la democracia, el voto popular? ¿Qué el voto no cuenta, que
no vale la pena votar? ¿QuéMaduro no sale con elecciones?
Siempre he sido bueno en matemáticas. En el colegio mis notas siempre eran
estelares en esta materia y siempre era eximido de presentar el examen final. Mi
clase más anticipada cuando bachiller fue la de cálculo integral. Mi
carrera profesional como arquitecto combinó mis dos pasiones, la matemática y el arte. Eventualmente, al cursar mi maestría, me topé con Elías Osuna, un genio de la
estadística, y me mente matemática se enfrentó a la incertidumbre de las
probabilidades.
El pensamiento matemático racional y la observación diaria nos lleva a la
conclusión de que la suma de dos verdades a medias nunca resulta en una verdad entera.
Que, si entre los factores presentados en combinación uno de ellos es cero,
una falsedad, su producto debe ser cero. Probablemente.
Por eso comencé a leer este libro con gran recelo. Por eso termine
de leer este libro con gran satisfacción. Guillermo Salas
Delfino, utilizando el método científico, demuestra con un
alto grado de confiabilidad y con una incertidumbre que se aproxima a cero, que,
durante el revocatorio del 2004 para rechazar el mandato presidencial de Hugo Chávez, el sistema electrónico de recopilación y tabulación de votos operó de manera fraudulenta
a favor de la propuesta “NO”, la que mantendría a Chávez en la presidencia. Los
votos “NO” fueron abultados, y los votos “SÍ” fueron mermados,
arrojando un resultado con una diferencia porcentual de casi 20% a favor de
mantener a Chávez como presidente. Estos hechos son sistemáticamente demostrados
mediante el poder de la matemática en este libro.
El libro incluye intriga académica acerca de la publicación Statistical
Science, la cual publicó en el 2011 un ejemplar parcialmente dedicado
al análisis estadístico de esta elección con cinco artículos sobre el tema. Este
número especial incluye un artículo de Guillermo Salas y Gustavo Delfino, antecedente
de este libro que discutimos hoy. Otros tres artículos en aquella revista
llegan a la misma conclusión de fraude, mediante otras metodologías, mientras que uno de
ellos busca descartar estas demostraciones. Esta parte del libro de Salas, la
dedicada a la intriga académica, es interesante, e incluye razones por las
cuales el artículo que niega el fraude, y que describe las anomalías detectadas como no
significativas, tiene errores de fundamento. La discrepancia, rivalidad y hasta
sorna entre académicos, es usual en el medio y eso es de esperarse, especialmente en un
campo dedicada a cuantificar las probabilidades y a disminuir la incertidumbre en
asuntos políticos de gran trascendencia. Como dice el autor del artículo a favor de la hipótesis nula, la hipótesis de que no hubo
fraude, el costo de errores en el análisis de resultados electorales puede ser muy
alto para una sociedad, legitimando una elección fraudulenta o apoyando
reclamos injustificables, con las consecuencias negativas que cualquiera de
esas alternativas acarrea.
Uno de los artículos en aquel número de Satisrical
Science tuvo como autores a Ricardo Haussmann y Roberto Rigobón, a quienes también conocí al mismo tiempo que Elías Osuna en el IESA. El artículo de ellos se basa
en un análisis de la elección que ellos condujeron, por decirlo así en caliente, por
encargo de la Asociación Civil Súmate para recabar y
analizar la información durante el proceso. Súmate es la fuerza cívica que estuvo detrás de la organización del Firmazo, el
Refirmazo, y el Referéndum Revocatorio Presidencial. El fiirmazo fue
la recolección de firmas inicial entre los inscritos en el Registro Electoral
Permanente, el REP, solicitando la convocatoria del referéndum. El refirmazo se
realizó con el mismo propósito, puesto que la primera recolección fue desechada por el Consejo
Nacional Electoral, el CNE.
La metodología Hausmann y Rigobón es distinta a la utilizada
por Salas, pero eventualmente llega a la misma conclusión: la probabilidad de
fraude se acerca al 100%. Me gusta la breve definición que ellos utilizan
para definir “fraude electoral”; que el resultado oficial de la votación no refleja la intención del electorado. Utilizando
la misma base de datos de electores firmantes utilizada por Salas, pero usando
encuestas a Boca de Urna, la conclusión es la misma: hubo fraude. La intención del electorado fue
frustrada.
El libro de Salas detalla muy bien la base matemática y la
infraestructura administrativa y tecnológica mediante la cual
se frustró esa intención del electorado y se manipularon tanto las auditorías en caliente como
las realizadas tres días después. Coinciden Hausmann y
Rigobón con las conclusiones de Salas sobre las auditorías, y refutan los
argumentos del Centro Carter sobre las mismas de manera contundente.
La pregunta que queda en el aire es: ¿Qué hacer ante este
poderoso mecanismo detallado por Guillermo Salas en su libro, “El poder de la
matemática”?
El fraude y la manipulación electoral no ocurren con un solo elemento. El informe de Súmate acerca del proceso,
desarrollo y ejecucion del revocatorio, relata todas las instancias que utilizó el régimen para tratar de
impedir, confundir e intimidar al electorado para que votase a favor de
mantener a Chávez en el poder, antes de contar los votos. La manipulación electrónica detectada y
detallada en este libro es apenas una de las herramientas del régimen para influenciar
los resultados y frustrar la intención del electorado el día de las elecciones. Otras
son la manipulación del REP, y la mudanza arbitraria de mesas electorales.
Pensaría uno que, tras 20 años en uso, el régimen tiene práctica en esto de
manipular elecciones. Casi pensaría uno que ni vale la pena votar, porque ya el
guiso está sancochado. Casi pensaría uno que un libro cómo este descarta de
plano la solución democrática para salir del régimen autoritario que durante casi un cuarto de
siglo somete al pueblo veneolano, chupando su sangre y creando miseria. Que no
existe salida electoral. Que solo nos queda rasgarnos las vestiduras. Francamente,
sin embargo, no creo que esta deba ser la conclusión a sacar del libro.
Las elecciones presidenciales del 23 de abril del 2013, e incluso las de
diciembre del 2012, tuvieron irregularidades que son explicables aceptando la
hipótesis alternativa: la hipótesis de que hubo fraude. La participación electoral fue casi
del 75% en el 2013 y la diferencia ganadora, tras la manipulación, que por cierto se
detalla en este libro mediante un affidavit jurado de Leasmy Salazar, un
converso del régimen, fue de apenas 1,5%. Sudaron para sacar ese resultado. Es de hace
notar, que entre 1998 y el 2008 hay un salto anómalo en el crecimiento
del REP, el cual históricamente crece a un ritmo de alrededor de un
2.5%. En ese período, entre 1998 y el 2008, creció casi un nueve por ciento
interanual. Este periodo, por cierto, incluye el 2004, el año del referendo
revocatorio, y, por qué no decirlo, el año 2000, el año de la primera elección de Chávez bajo la nueva
constitución. Esa ola de crecimiento, explicable nuevamente por la hipótesis alternativa, se
comienza a absorber hacia las elecciones del 2012 y del 2013, dificultando el fraude
por duplicación de votos (también insinuado en el libro y en el informe Carter mediante
el uso del capta huellas). Vemos por eso que dos años después, en el 2015, con una participación electoral para las
elecciones parlamentarias también de alrededor del 75%, la derrota del régimen es masiva, casi
19% de diferencia, un margen a prueba de fraude. Las irregularidades en el
proceso y la oposición dividida disminuyen la participación electoral a 46% en las
elecciones del 2018, margen del cual el régimen obtiene dos
tercios de los votos. Es decir, Maduro fue electo en el 2018, oficialmente, con
un 30% del electorado, de electores inscritos en el REP, una representación, usando un término histórico del chavismo, escuálida.
Las elecciones recientes en Venezuela tienen tendencia irreversible en
contra del régimen, siempre y cuando el voto sea masivo, la participación alta. Esa
es la primera herramienta para derrotar al fraude: el voto. La segunda es la
organización en los centros de votación para establecer y demostrar la intención del electorado, para
lo cual el Comando Venezuela ha hecho una labor extraordinaria. En esto, la
lección de las elecciones robadas a Andrés Velázquez para la gobernación de Bolívar y el artículo de Haussmann y Rigobón establecen una ruta a
seguir para determinar esta intención, y el comando ha creado mecanismos para seguirla,
siempre y cuando la ciudadanía utilice masivamente aquella primera
herramienta: el voto.
La confianza en su capacidad de cometer fraude e ignorar el poder y voluntad ciudadana ha derrocado a regímenes autoritarios desde Polonia y Suráfrica hasta las Filipinas
y Chile, y en la misma Venezuela, un país que todavía mantiene su memoria democrática. Es muy probable
que, a pesar de los esfuerzos más viles del régimen, esto ocurra en
Venezuela este domingo si hay una participación masiva del electorado;
la intención del régimen será derrotada, la intención del electorado prevalecerá. “¡Vamos a Ganar!”
será un hecho cumplido este domingo. El lunes, comenzará un nuevo camino escabroso
y empinado, el que nos llevará hasta el 10 de enero del 2025, inicio de la restauración
del país a uno con democracia y libertad, en paz y prosperidad.