El único verdadero aporte a la
discusión sobre socialismo, marxismo y capitalismo que aportó Heinz Dieterich Steffan fue crear una frase que hacía
creer que un viejo y anticuado modelo podía ser renovado bajo un nuevo lema;
algo así como decir “Ese Socialismo sí Refresca”: el Socialismo del S. XXI. Su libro es una serie de
conceptos trillados, mitos mal concebidos e ideas mal fundamentadas que pocos
leyeron y menos analizaron. Pero sobre ese lema, ese slogan de juventud y supuesto cambio
de ideas—cuyos resultados históricos estaban a ojos vista—sobre ese fundamento de barro resbaladizo en 1999 se echaron
las bases, el Alfa del gobierno y cambio social de Venezuela. Y ahora
llegamos aquí, a las consecuencias.
El comunismo
(estadio superior del socialismo) y el capitalismo ven la interacción
fundamental de intercambio entre partes –la transacción—de manera muy distinta.
En el modelo comunista, la transacción
es un evento suma cero es decir, una de las dos partes resulta favorecida sobre
la otra—la riqueza (el bienestar) se distribuye: una parte pierde y la otra gana. El modelo capitalista postula
que la transacción es un intercambio y satisfacción de necesidades—la riqueza (el
bienestar) se crea y ambas partes ganan.
He aquí la
falla fundamental del socialismo como modelo y su atractivo particular especialmente
para una sociedad rentista. Si la riqueza...
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